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RESEÑA DEL LIBRO DE CARLOS BARROS, LA BASE MATERIAL DE LA NACIÓN, POR PETER JEHLE (BERLIN)

Das Argument. Zeitschrift für Philosophie und Sozialwissenschaften, 63. Jahrgang, Heft 1, Nr. 336, 2021(en prensa), traducida al castellano.

 

Carlos Barros, que de joven ayudó a organizar la resistencia estudiantil contra Franco en Madrid, viene de Galicia en el extremo noroeste peninsular y, por tanto, conoce los problemas de las “naciones” o “nacionalidades” más pequeñas que, entre la lucha por la autonomía y la adaptación, se tienen que hacer valer en un territorio estatal dominado por una nación mayoritaria. La primera versión de su libro, publicada en gallego en 1985 con motivo del centenario de la muerte de Marx, que se había celebrado dos años antes, ya está disponible, ampliada y revisada, en el idioma español para todo el mundo. Un resumen de estos estudios en alemán se puede leer en forma del artículo “Identidad nacional” en el Volumen 9 / II del Diccionario Histórico-crítico del Marxismo. El hecho de que el autor vuelva al tema después de tanto tiempo tiene que ver con la cambiante situación mundial. En la actualidad, el fenómeno de lo nacional se mueve contradictoriamente entre el aislamiento autoritario-nacionalista y el deseo de superar las peculiaridades nacionales, en el que “la humanidad funciona como el punto de referencia supremo formador de identidad”.

El material para estos estudios son principalmente textos y declaraciones de los propios Marx y Engels, que se pueden encontrar en escritos teóricos, artículos periodísticos o cartas. Los fragmentos recogidos dan como resultado en un “concepto de nación originalmente marxista”, es decir, fundamentado desde el punto de vista histórico y materialista. Para llegara a esto se requería, por supuesto, una mirada abierta al inventario histórico-materialista de conceptos: fuerzas productivas, relaciones de producción, modos de producción y formaciones sociales, puesto que se había dejado de lado un concepto al que el autor le concede el papel principal en el tema de la nación: el de las “condiciones de producción”, que por definición en su concreción están siempre situadas en un contexto espacial y temporal. De ahí que en la Ideología Alemana se hable de las “ciertos fundamentos materiales, … prerrequisitos y condiciones” (MEW 3, 25) bajo las cuales los individuos producen su vida, y tenemos en el Capital la idea de que las relaciones fundamentales “de los dueños de las condiciones de producción para los productores inmediatos… son modificadas por innumerables circunstancias empíricas diferentes, condiciones naturales, relaciones raciales, influencias históricas que actúan desde el exterior” (MEW 25, 799f). La distinción entre “condiciones económicas fundamentales” y “condiciones naturales e históricas concretas” induce “peculiaridades nacionales”. Así “la nación y otras formas similares de comunidades humanas emergen del desigual desarrollo espacial y temporal de las condiciones generales de producción” que a su vez son “parte integrante de la totalidad de las condiciones de producción ” que son parte del conjunto de conceptos básicos del materialismo histórico.

El intento de ganar terreno en la reconstrucción de la razón histórico-materialista nacional lleva al autor al descubrimiento de un compañero de armas, Ber Borochov, cofundador y presidente del partido judío de trabajadores socialdemócratas Poale Zion, que actúa principalmente en Ucrania y Polonia. Interesado en encontrar una “base territorial para el pueblo judío en Palestina”, Borojov se apoyó el concepto de condiciones de producción. El hecho de que después se haya olvidado, en gran medida, en el debate marxista sobre la nación, tiene que ver con la subordinación del materialismo histórico al “materialismo dialéctico” impuesto por Stalin, que, a causa de su dogmatización de las leyes del desarrollo social, no era para nada dialéctico. Con los “rasgos” de la nación definidos por Stalin, incluido el “territorio”, según el cual solo “la presencia de todas las características juntas” da como resultado una nación, no solo no se puede captar la variabilidad histórica de la nación, sino que no se puede hacer una definición de este tipo. También se opone esta definición directamente a las demandas de las minorías nacionales de “autonomía nacional-cultural”, como las planteadas por el movimiento obrero judío en el Imperio ruso y también por el austromarxismo.

Al enfatizar la línea que va desde Marx y Engels a Borojov y los austromarxistas, plantea el autor un problema que es de extrema actualidad para el presente: el “ultra-subjetivismo” nacionalista que marca la pauta hoy. El autor insiste en lo nacional como una “fuerza histórica” de larga duración que condenó al fracaso al activismo político miope. Incluso si la nación es una construcción histórica, no es solo una ‘comunidad imaginada’, como dice Benedict Anderson. Por supuesto, el autor también sabe que el lenguaje, el territorio o “el imaginario nacional” son fuerzas que modifican el elemento fundamental de las condiciones de producción y, en un contexto político concreto, pueden decidir si una sociedad dividida en clases debe unirse.

Esta obra, redactada en contra de todas las modas intelectuales, no podrá resolver el conflicto hispano-catalán, que mantiene en vilo la política nacional en la Península Ibérica, pero hace una valiosa contribución a la objetivación de la discusión al esclarecer los ejes teóricos y, por tanto, científicos y políticos.

 

Peter Jehle

Editor del Diccionario Histórico-Crítico del Marxismo

Berlín, Alemania

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VERSIÓN ORIGINAL EN ALEMÁN:

Barros, Carlos, La base material de la nación. El concepto de nación en Marx y Engels, El Viejo Topo, Barcelona 2020 (220 S., br., 20 €)

Carlos Barros, der als junger Mann in Madrid den studentischen Widerstand gegen Franco mitorganisierte, stammt aus dem im äußersten Nordwesten der Halbinsel gelegenen Galizien und kennt also die Probleme kleinerer >Nationen< oder >Nationalitäten<, die, zwischen Autonomiebestreben und Anpassung, sich auf einem durch eine Mehrheitsnation dominierten staatlichen Territorium behaupten müssen. Sein Buch, in einer ersten Fassung 1985 im Umfeld des zwei Jahre zuvor gefeierten 100. Todestages von Marx auf Galizisch veröffentlicht, liegt nun, erweitert und überarbeitet, in der spanischen Weltsprache vor. Ein Konzentrat dieser Studien auf Deutsch wird man in Gestalt des Artikels >Nationale Identität< in Band 9/II des Historisch-kritischen Wörterbuchs des Marxismus lesen können. Dass Verf. nach so langer Zeit wieder auf das Thema zurückkommt, hängt mit der veränderten Weltlage zusammen. In der Gegenwart bewegt sich das Phänomen des Nationalen widersprüchlich zwischen autoritär-nationalistischer Abschließung und die nationale Besonderheit überwindendem Verlangen, in dem >die Menschheit als oberster identitätsbildender Bezugspunkt< (15) fungiert.

Das Material dieser Studien sind in erster Linie Texte und Äußerungen von Marx und Engels selbst, wie sie sich in theoretischen Schriften, Zeitungsartikeln oder Briefen finden. Aus den daraus zusammengetragenen Splittern ergibt sich ein >originär marxistischer<, d.h. historisch-materialistisch geerdeter >Begriff von Nation< (12). Um das zu erkennen, bedurfte es freilich eines offenen Blicks aufs historisch-materialistische Begriffsinventar, in dem neben Produktivkräften, Produktionsverhältnissen, Produktionsweisen und Gesellschaftsformationen ein Begriff ins Abseits geraten war, dem Verf. in Sachen Nation eine Hauptrolle zuspricht: dem der >Produktionsbedingungen<, die in ihrer Konkretheit stets räumlich-zeitlich situiert sind (117). Daher in der Deutschen Ideologie die Rede von den >bestimmten materiellen […] Schranken, Voraussetzungen und Bedingungen< (MEW 3, 25), unter denen die Individuen ihr Leben produzieren, oder im Kapital der Gedanke, dass das grundlegende >Verhältnis der Eigentümer der Produktionsbedingungen zu den unmittelbaren Produzenten […] durch zahllos verschiedne empirische Umstände, Naturbedingungen, Racenverhältnisse, von außen wirkende geschichtliche Einflüsse< (MEW 25, 799f) modifiziert wird. Die Unterscheidung zwischen >grundlegenden ökonomischen< und >natürlichen und historisch-konkreten Bedingungen< schließt auf der Seite der letzteren die >nationalen Besonderheiten< ein (119). So gehe >die Nation und andere ähnliche Formen menschlicher Gemeinschaften aus der ungleichen räumlich-zeitlichen Entwicklung der allgemeinen Produktionsbedingungen hervor< (210) und, einmal vorhanden, sei sie selbst wiederum >integraler Bestandteil der Gesamtheit der Produktionsbedingungen< (213) und gehöre daher zum Ensemble der Grundbegriffe des historischen Materialismus.

Der Versuch, bei der Rekonstruktion des Nationalen historisch-materialistischen Grund zu gewinnen, führt Verf. zur Entdeckung eines Mitstreiters, Ber Borochov, den Mitbegründer und Vorsitzenden der vor allem in der Ukraine und in Polen aktiven Jüdischen Sozialdemokratischen Arbeiterpartei Poale Zion, der als Vordenker einer >territorialen Basis für das jüdische Volk in Palästina< (112) mit dem für dieses Problem aufnahmefähigen Begriff der Produktionsbedingungen gearbeitet hat. Dass er in der Geschichte der marxistischen Diskussion über die Nation weitgehend ^vergessen^^ wurde, hat mit der von Stalin durchgesetzten Unterordnung des historischen unter den ^dialektischen^^ Materialismus zu tun, der mit seiner Dogmatisierung gesellschaftlicher Entwicklungsgesetze gerade kein dialektischer war. Mit den von Stalin definierten >Merkmalen< der Nation, darunter dem >Territorium<, wobei nur >das Vorhandensein aller Merkmale zusammen< eine Nation ergebe (200), lasse sich nicht nur die geschichtliche Variabilität des Nationalen nicht fassen, sondern eine solche Definition richte sich auch unmittelbar gegen Forderungen nationaler Minderheiten nach >national-kultureller Autonomie<, wie sie von der jüdischen Arbeiterbewegung im russischen Reich und im Austromarxismus erhoben wurden (201).

Indem Verf. die Linie heraushebt, die von Marx und Engels über Borochov und die Austromarxisten läuft, gewinnt er eine für die Gegenwart überaus aktuelle Problemstellung: Gegen den >heute tonangebenden< nationalistischen >Ultrasubjektivismus< (206) besteht Verf. auf dem Nationalen als einer >geschichtlichen Kraft< (205) von langer Dauer, die kurzsichtigen politischen Aktionismus zum Scheitern verurteilt. Auch wenn die Nation eine geschichtliche Konstruktion ist, ist sie deshalb nicht nur eine >imagined community<, wie der mit dieser Bestimmung viel zitierte Benedict Anderson, ins Deutsche gar als >Erfindung der Nation< übertragen, sagt. Freilich weiß auch Verf., dass Sprache, Territorium oder >das nationale Imaginäre< (208) Kräfte sind, die das grundlegende Element der Produktionsbedingungen modifizieren und, in einer konkreten politischen Konjunktur,  darüber entscheiden können, ob es zum Zusammenschluss der in Klassen gespaltenen Gesellschaft zu einem handlungsfähigen ^nationalen^^ Subjekt kommt.

Diese gegen jegliche intellektuelle Moden geschriebene Arbeit wird zwar den die nationale Politik auf der iberischen Halbinsel in Atem haltenden spanisch-katalanischen Konflikt nicht lösen können, aber sie leistet einen wertvollen Beitrag zur Versachlichung der Diskussion, indem sie die theoretischen Kernfragen klärt und so wissenschaftliches und politisches Denken wieder zusammenführt.

Peter Jehle (Berlin)