Historia,
memoria y franquismo*
Carlos Barros
Universidad de Santiago de Compostela
En
un art�culo en El Pa�s[1] el
historiador ingl�s Timothy Garton Ash[2]
equipara -en mi opini�n, torpemente- la libertad de informaci�n en la red con
las demandas de la asociaci�n Libert� pour l�histoire, creada en
2005 por Pierre Nora para combatir, desde una concepci�n declaradamente positivista
del oficio de historiador, las lois m�morielles promulgadas por el poder legislativo en
Francia desde 1990. Una de ellas, la ley�
que penaliza el negacionismo del genocidio
armenio (1915), perpetrado por el Estado turco, fue ratificada el 23 de enero de
2012, por el Senado franc�s. Y el pasado 10 de mayo de 2013 Fran�ois Hollande presidi� la�
conmemoraci�n de la aprobaci�n de otra ley memorial que declar�, en 2001,
la esclavitud como� un �crimen contra la
humanidad�: la cuesti�n de la memoria en Francia sigue hoy viva tanto pol�tica
como historiogr�ficamente, dimensiones que se entrelazan, se quiera reconocer o
no reconocer, como las avestruces.
�Puede ser amn�sica la libertad?
La
libertad ha de ser ciertamente universal, m�s en este siglo XXI en que se
superponen de manera contradictoria fen�menos de orden mundial: globalizaci�n
de los mercados / globalizaci�n de los valores, por ejemplo. El historiador no
deber�a quedarse con la pura forma global del tiempo que nos toca vivir sino
afinar �y profundizar en sus contenidos y
contextos, desiguales y cambiantes. Obviamente, no todo lo que deviene
universal est� resultando positivo para las libertades individuales y
colectivas en el mundo de hoy, hay que discernir.
Mientras
la libertad de informaci�n en Internet, que hizo posible Wikipedia y Wikileaks, �beneficia
a una inmensa mayor�a, la citada �libertad para la historia� de un sector significado
de los historiadores franceses[3],
favorece m�s bien a una minor�a de extrema derecha que podr�a as� cuestionar en
Francia, sin cortapisas legales, la realidad hist�rica del Holocausto nazi, del
genocidio armenio y de la esclavitud como cr�menes de lesa humanidad. �
Hay
que decir tambi�n que diputados y senadores legislaron,� en 2005, a favor de una ense�anza de la
historia de Francia que destacara los �aspectos positivos� de la colonizaci�n
de Argelia. Los historiadores franceses que se opusieron �antes de que lo
hiciese Nora contra las leyes memoriales progresistas[4]- a esta ley memorial pro-colonial,
no est�n l�gicamente en su mayor parte siguiendo a la asociaci�n conservadora de
Pierre Nora, que utiliza la orientaci�n pol�ticamente negativa de esta ley
memorial para �justificar� su oposici�n a las tres restantes de orientaci�n m�s
universal, con un argumento corporativo adem�s, que hubiera gustado a Ranke, Langlois y Seignobos, donde se viene a decir que �solamente� los
historiadores acad�micos estamos capacitados para escribir la historia... En
oposici�n a la gran mayor�a de los franceses, toda vez que las leyes memoriales
contra el Holocausto, el genocidio armenio y la esclavitud tuvieron el voto
favorable de todos los partidos representados en el parlamento franc�s menos del
Front National de Le Pen, con quien se alinea objetivamente
la asociaci�n de Pierre Nora.
Como
historiadores, acad�micos y dem�cratas somos por supuesto contrarios a
cualquier norma legal que coarte la libertad de expresi�n y de investigaci�n
hist�rica, lo que suele perjudicar a las causas hist�rico-historiogr�ficas m�s
nobles, justamente porque -contra lo que afirma Nora- pensamos que la historia
acad�mica ha de ser moral y nuestro oficio sujeto a una deontolog�a profesional[5]. Ten�a raz�n el verdadero autor ingl�s[6] de
la conocida frase �Yo no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero luchar�a
para que usted pueda decirlo�[7],
atribuida a� Voltaire, paradigma de la
tolerancia ilustrada. Frase que debemos contextualizar para aplicarla con
rigor, es decir con sentido hist�rico y pol�tico. Si nuestro interlocutor, por
quien nos batimos para que pueda disfrutar hoy de libertad de expresi�n, sigue
siendo un neonazi, un neofascista o un �neofranquista con ropaje �democr�tico�, con lo que supone
de riesgo para las libertades, �qu� hacer? Pues no ignorar a qui�n estamos beneficiando,
sin renunciar a la tolerancia, cuando se trata de memoria y de libertad, y sopesar
c�mo ello afecta a nuestra profesi�n, no vaya a ser que nos pase como al
magistrado Luciano Varela, que� arruin� en
2012 su imagen y carrera judicial -junto con otros magistrados de la Sala Penal
del Tribunal Supremo- por aliarse contra el juez Garz�n apoyando a la Falange
Espa�ola y de las JONS y otro grupo de extrema derecha, ambos legalizados en
Espa�a. Si bien, todo hay que decirlo, las decisiones acad�micas e
historiogr�ficas no tienen el mismo alcance externo que las pol�ticas y
judiciales, el historiador cabal, serio, ha de hacerse siempre responsable de las
consecuencias -sobre todo colectivas- de sus interpretaciones y posiciones �en
nombre de los historiadores� sobre temas de actualidad social o pol�tica, como
cualquier otro profesional o ciudadano, y m�s todav�a los que tenemos que �dar ejemplo como profesores y funcionarios
p�blicos.
Modelos
de memoria hist�rica
El
contexto franc�s sobre historia, memoria y libertad es bien distinto al� espa�ol, incluso contrario en aspectos de
fondo, primordiales[8].
Diferencias cualitativas que no tienen en cuenta colegas que pretenden
-leg�timamente, por supuesto- trasladar a la historiograf�a espa�ola[9] la propuesta francesa de confrontar
de manera suicida historia con memoria, objeto con sujeto, academia con
sociedad, historiador con su tiempo.� Desde
una posici�n historiogr�ficamente conservadora que Pierre Nora ya exhib�a precozmente,
hace cuatro d�cadas, propugnando a contracorriente[10] la
continuidad de la historia positivista basada en el acontecimiento[11],
primero, y editando despu�s, �Les lieux de m�moire[12],
donde pone en pr�ctica su concepto objetivista, cosificador,
de una memoria hist�rica de tipo conmemorativo alrededor de las grandes fechas,
lugares y acontecimientos ligados a una historia nacional francesa de batallas
y �grandes hombres�[13].
Concepto tradicional de memoria como objeto de estudio que desv�a a los
m�rgenes la historia social de la memoria, renuncia a un enfoque historiogr�fico
global, ignorando en nombre de un supuesto monopolio acad�mico la fundamental
contribuci�n memorial del sujeto hist�rico presente, inmediato[14].
En suma, la noci�n de memoria del fundador de Libert� pour l�histoire
est� falta de sustancia humana, �a a�os
luz del �ogre historien� del fundador de Annales[15].
Memoria de bronce m�s propia del siglo XIX que de los tiempos presentes, por
mucho que se rodee de un lenguaje m�s actual, cuyo regreso aprovecha el terreno
libre para los �retornos� que ha dejado el agotamiento de las vanguardias
historiogr�ficas del siglo XX.
��������������� En realidad, hay dos modelos de memoria hist�rica: el
alem�n y el� latino[16]. El primero naci� en Nuremberg (1945) con los juicios pol�ticos contra los
responsables nazis del Holocausto y las leyes posteriores que penalizan el negacionismo. El segundo naci� en Buenos Aires (1975) con
el movimiento social de las Abuelas de la Plaza de Mayo, familiares de
desaparecidos y amigos� de la memoria
hist�rica (derechos humanos, dicen all� retrospectivamente) que lograron,
cuatro d�cadas despu�s de una actividad sin tregua, un importante apoyo legal y
pol�tico por parte de los� gobiernos
Kirchner, sin leyes punitivas -a diferencia de los Gobiernos alemanes apoyados
por los Aliados- que coarten la libertad de expresi�n de los partidarios de
Videla[17]
para poder defender o justificar los �logros� de la dictadura argentina
(1976-1939). Los que quedan en la base social, porque de los m�s protagonistas
algunos est�n muertos (como Videla) y otros presos o pendientes de proceso.
Tambi�n est�n siendo juzgados al igual que en la Alemania de la posguerra, si
bien en Argentina la imputaci�n de los genocidas respondi� m�s a la presi�n de
la sociedad civil y en Alemania a una decisi�n pol�tica de la coalici�n militar
anti-nazi (con el apoyo de la parte m�s democr�tica de la poblaci�n alemana).
Francia, que tambi�n fue liberada por los Aliados (con el apoyo de los
franceses de la resistencia), sigue con sus leyes memoriales, promulgadas por
el Estado democr�tico, el modelo alem�n. El caso espa�ol se inspira, en cambio,
en el modelo argentino: la memoria hist�rica entre nosotros es, ante todo, un
movimiento social (secundado por historiadores como tambi�n pas� en Argentina) respaldado
de manera escasa, d�bil y transitoria, por el primer Gobierno Zapatero
(2004-2008) y las Comunidades Aut�nomas no gobernadas por el Partido Popular.
��������������� Cualquier ciudadano o historiador puede en Espa�a negar
el Holocausto, el genocidio armenio o justificar la esclavitud como una
consecuencia �natural� de la estructura socio-econ�mica de la �poca[18], sin miedo a ser llevados ante un
tribunal de justicia[19]. A
diferencia de Francia, la Ley de Memoria Hist�rica de 2007 no condiciona la libertad
de expresi�n de los historiadores, acad�micos y no acad�micos. De hecho ha
surgido paralelamente, fuera de la Universidad, con P�o Moa,
C�sar Vidal y otros, una historiograf�a neofranquista
que legitima[20],
en ausencia de base emp�rica, el golpe militar de 1936 y la dictadura
franquista, sin que ning�n descendiente de sus v�ctimas los haya denunciado[21],
y a�n menos cualquier poder democr�tico surgido de la cuestionada transici�n de
1977[22].
El movimiento espa�ol social y acad�mico, volteriano y democr�tico, por la
memoria hist�rica no est� defendiendo, por consiguiente, que se les tape sin
m�s la boca con la ley en la mano[23] a los nost�lgicos del franquismo[24]. Se
exige sencillamente justicia, verdad hist�rica y reparaci�n para las v�ctimas,
de acuerdo con el derecho internacional, sin lo cual jam�s existir� en Espa�a
una democracia completa, real.
Memoria
hist�rica en Espa�a
��������������� Resumiendo: al contrario que en Francia los �nicos
que no tienen entera libertad para investigar en Espa�a la dictadura franquista,
sin pasar por un juez, son los historiadores, en su inmensa mayor�a dem�cratas,
es decir no franquistas[25]. En
2007 hemos llevado a cabo como Academia Solidaria de la red tem�tica Historia a
Debate una campa�a nacional e internacional a favor de Dionisio Pereira[26],
miembro del equipo de las tres universidades gallegas que investiga la
represi�n franquista en Galicia[27]. Contra
el historiador gallego present� una querella judicial la familia de Manuel
Guti�rrez Torres, jefe de la Falange en Cerdedo
durante la guerra civil, por publicar su nombre como responsable local de la
represi�n, dato sacado de las fuentes orales que utiliz� Dionisio en su �libro[28] sobre
la represi�n en ese pueblo de la provincia de Pontevedra. Entre todos, logramos
finalmente que fuera absuelto[29]. �����
Desde
la transici�n, en democracia, hubo otros casos de historiadores, y
documentalistas hist�ricos, perseguidos en Espa�a por investigar la verdad
oculta de la historia del franquismo y divulgar sus resultados[30].
Por no hablar del proceso (procesos, en realidad) que tuvieron lugar, entre
2010 y 2012, en el Tribunal Supremo contra el juez Baltasar Garz�n[31] por
pretender investigar los cr�menes de lesa humanidad de la dictadura, como se
hizo justamente en Francia,� desde 1945
hasta hoy, con los colaboracionistas y nazis que ten�an las manos manchadas de
sangre.� La Libert� pour l�histoire
de Pierre Nora en Espa�a ser�a, pues, reivindicar la libertad de investigaci�n
y de expresi�n para los investigadores de la represi�n franquista, sosteniendo
al juez Garz�n, que pretendi� (corriendo riesgos profesionales que pocos est�n
dispuestos a afrontar) asegurar el derecho a la justicia, la verdad hist�rica y
la reparaci�n de las v�ctimas del fascismo espa�ol, como se hizo en Alemania y
Francia durante la posguerra, no sobra insistir.
��������������� A Pierre Nora le reclamaron, naturalmente,
que se comprometiera en el caso de Garz�n: �Je suis sollicit� de divers c�t�s pour prendre
position dans l�affaire du proc�s du juge Garz�n�, escribe
el 14 de abril de 2010 a Bartolom� Bennassar pidi�ndole
su opini�n, como firmante del manifiesto de Blois de �Libert� pour l�histoire y conocedor
de la Espa�a moderna... El hispanista contesta el 21 de abril, aconsejando que
Nora y su asociaci�n pidan la anulaci�n del juicio: �En bref,
s�il s�agit de soutenir le juge Garz�n pour que l�accusation contre lui soit retir�e�[32].
No hubo respuesta, hasta hoy, tres a�os despu�s. Libert� pour l�histoire
�tiene dos varas de medir: libertad para
investigar la historia, sin persecuci�n judicial, en Francia, s�; pero en
Espa�a donde los investigadores afectados suelen ser dem�cratas de �izquierdas, no. Probablemente a muchos de los colegas
franceses seguidores de Pierre Nora, y a �l mismo, les d� igual el problema de
Garz�n y la memoria hist�rica en Espa�a. Lo extra�o es que historiadores
espa�oles �que no son del Partido Popular,
que jug� un papel muy activo -a trav�s de Federico Trillo, actual embajador de
Espa�a en Londres- en la defenestraci�n del juez y que todav�a �recordemos- no
conden� todav�a la dictadura y sus consecuencias, se alineen (objetivamente) con
la derecha acad�mica francesa para negar la verdad, la justicia y la reparaci�n
a las v�ctimas espa�olas del plan franquista de exterminio posterior a 1936.
��������������� A estas alturas, la raz�n de
esta extra�a y fallida[33] alineaci�n anti-memoria hist�rica no
debe buscarse tanto en una desfasada adhesi�n pol�tica a una transici�n
espa�ola agotada, que ya nadie ve como �mod�lica�, como en la tard�a adhesi�n
historiogr�fica y epistemol�gica a un concepto positivista del oficio de
historiador que separa de manera artificial (acient�fica) el objeto del sujeto
de la historia (sea �ste agente hist�rico o agente historiogr�fico), el pasado
del presente, la historia de la memoria. Por fortuna se trata de un fen�meno
minoritario y la universidad espa�ola, v�ctima hist�rica tambi�n del
franquismo, como se va sabiendo y divulgando �ltimamente[34],
est� poniendo sus medios para ayudar al movimiento memorialista espa�ol a
recuperar los cuerpos de las v�ctimas y la plena verdad hist�rica de los
pueblos de Espa�a durante la tiran�a.
Memoria
y movimientos sociales
Adentrados
en la transici�n hist�rica� del siglo XX
al siglo XXI, la historia y la historiograf�a est�n de actualidad en Espa�a, y otros
pa�ses. Hemos vivido en paralelo, en el inicio de este nuevo milenio, tres nuevos
movimientos sociales de transcendencia hist�rica e historiogr�fica, y por lo
tanto pol�tica, afectando manifiestamente a las mentalidades sociales,
sociales, pol�ticas� �y acad�micas.
En
primer lugar, la recuperaci�n de la memoria hist�rica que se inicia en El
Bierzo (Le�n) en �el a�o 2000, con la
apertura de la primera fosa de fusilados de la guerra civil por un grupo
encabezado por Emilio Silva, el primer nieto de fusilados de la guerra civil
que se ha coordinado con otros afectados para recobrar los cuerpos y el
recuerdo de sus familiares (hubo en los a�os 70 iniciativas pronto �olvidadas�[35]),
y ayudar a los actores sociales y pol�ticos a cuestionar una democracia con
grandes agujeros, reanudando su (re) construcci�n d�cadas despu�s de una
transici�n inacabada.
El
segundo movimiento social nos concierne de manera si cabe m�s directa a los
historiadores, en particular a los que nos interesamos por la historiograf�a:
el relanzamiento y� actualizaci�n de la
historiograf�a franquista como parte substancial del auge del pensamiento
ultraconservador en Espa�a a partir de la segunda legislatura de Jos� Mar�a
Aznar (2000-2004). Se dice[36] que
esta �nueva derecha espa�ola� se asemeja -en alguna medida, es cierto- al Tea Party de
gran influencia (negativa para su desarrollo) en el Partido Republicano de los
Estados Unidos. Pero yo creo que la nuestra no es una derecha radicalizada tan �nueva�:
su principal componente vital e intelectual, religioso, hist�rico e
historiogr�fico es, sin lugar a dudas, el neofranquismo[37].
Hemos vivido, pues, en esta �ltima d�cada, un inquietante retorno a las ra�ces
franquistas de buena parte de lo que fue la UCD,� absorbida en los a�os 80 por Alianza Popular,
heredera directa del franquismo pol�tico, que dio paso en 1989 al en el actual
Partido Popular. En 2012, en el �partido �nico� de la derecha espa�ola se
siguen conservando vivas la memoria -cuando no la reivindicaci�n- de sus ra�ces
hist�ricas dictatoriales, a lo que contribuye altamente la cierta derecha
medi�tica, por un lado, y la historiograf�a neofranquista,
por el otro[38].
Pasadas m�s de tres d�cadas de la transici�n, siguen los dirigentes y diputados
del PP neg�ndose,� en plena
democracia,� dentro y fuera de la sede
parlamentaria, a condenar el franquismo, oponi�ndose por activa y por pasiva a
la recuperaci�n de nuestra memoria hist�rica, incluyendo el boicot desde el
Gobierno, desde finales de 2011, a la vigente y edulcorada Ley de Memoria
Hist�rica de Zapatero[39] y
al proceso judicial contra los cr�menes de franquismo que lleva adelante contra
viento y marea desde Argentina la jueza Servini, en
aplicaci�n de la justicia universal. Pas� el 28 de diciembre de 2011 en la
Diputaci�n Provincial de Lugo donde el Partido Popular se neg� a votar que se
le retiraran los honores concedidos a Franco durante su� dictadura (1936-1977)[40]; lo
mismo en el ayuntamiento de A Coru�a respecto a Mill�n Astray[41] as�
como en tantas otras instituciones espa�olas de nuestra endeble democracia
representativa[42].
La �ltima vez que el PP se neg� a condenar el franquismo acaba de suceder en el
Congreso de Diputados el 21 de mayo de 2013[43].
��������������� La tercera gran novedad social, hist�rica y pol�tica,
tambi�n con implicaciones historiogr�ficas, es el movimiento de los
indignados,� nacido el 15 de mayo de
2011, que ha sensibilizado a la sociedad espa�ola de tal modo,� y en un plazo tan breve, que pudimos ver como
el Rey Juan Carlos I pidi� disculpas, el 18 de abril de 2012, al pueblo espa�ol
ante la avalancha de cr�ticas recibidas, dentro y fuera de la red,� por haber�
ido a cazar elefantes a Botswana,� estando sus s�bditos en el foco victimario de
una tormenta continua de recortes de derechos sociales, salarios, gasto p�blico
y agresiones a la educaci�n y a la sanidad. Los sondeos de opini�n p�blica
realizados en 2011, 2012 y 2013 vienen dando un 70-80 % de espa�oles que
piensan que el 15M ten�a, y tiene, raz�n en sus motivaciones, cr�ticas y demandas.
Las movilizaciones del 23F y 25A de 2013 muestran la tendencia reciente del 15M
a converger con las viejas pero actuales reivindicaciones democr�ticas del
antifranquismo[44].
Junto
con el auge de la indignaci�n generalizada en Espa�a con la grave crisis
econ�mica,� pol�tica y social, provocada
por los poderes financieros e institucionales, internacionales y nacionales,
crece de manera interrelacionada la conciencia ciudadana acerca de la insuficiencia
de la democracia surgida, en 1977, de una transici�n de la dictadura a la
democracia en condiciones (internas) adversas. Somos testigos en la segunda
d�cada de este nuevo siglo de una vasta indignaci�n social con una fuerte
dimensi�n pol�tica que est� erosionando de manera dif�cilmente reversible el
bipartidismo, la monarqu�a, la �clase pol�tica�, etc. Cuestionando una
Constituci�n limitada que ni siquiera es la misma que promovimos y aprobamos en
1978, toda vez que la reforma constitucional de 27 de setiembre de 2011 del
art�culo 135 situ�, ileg�timamente, el inter�s de los bancos acreedores por
encima de la mayor�a social y la soberan�a del pueblo espa�ol, al fijar por ley
org�nica el tope m�ximo del d�ficit p�blico en el 0,4 % del PIB,� haciendo �obligatorios� de este modo los
actuales recortes con su secuela de desempleo desmesurado: algo que no estaba
en el esp�ritu ni en la letra de la Constituci�n consensuada (bajo la bota
militar, recordemos) para salir de la dictadura de Franco. Golpe de mano
�constitucional� por parte de un sistema�
bipartidista (en crisis[45]) que agrav� de este modo el desapego
acelerado de los dem�cratas,� y del
conjunto de la poblaci�n espa�ola, con la institucionalidad pol�tica surgida
del cambio �tutelado� de la dictadura a la democracia a finales de los 70.
Por
no hablar de una indignaci�n econ�mica que est� en el origen de este movimiento
social� en curso[46].
Entendemos el 15-M, �por consiguiente, �como� un
claro s�ntoma, causa y consecuencia� de
una insatisfacci�n ascendente, con consecuencias mediatas pol�ticas y
electorales, que pone sobre la mesa la urgencia de un nuevo impulso democr�tico
en Espa�a para salir de esta interminable crisis econ�mica, social e
institucional, en fase aguda desde 2010. Lo que obliga a que todas las fuerzas
de progreso, la izquierda en su sentido m�s amplio y variado, asuman sus
responsabilidades.
Hist�ricamente
la izquierda ha sido, en Espa�a, motor principal de la lucha por la libertad y
el progreso desde las Cortes de C�diz. En el siglo XIX fue la izquierda liberal
y los inicios de una izquierda obrera,� y
en el siglo XX las izquierdas socialista, anarquista, comunista, nacionalista,
republicana�. hasta la transici�n y los comienzos prometedores del siglo XXI �en cuanto a movilizaciones sociales (factor
clave, ayer y hoy, para la regeneraci�n pol�tica). No hablo solamente de la
izquierda pol�tica, cuyas responsabilidades, retos y defectos arrastrados son
evidentes, y nada f�ciles de resolver (para unos menos que para otros). Me
refiero, m�s ac� �y m�s all� de la
pol�tica, a la izquierda social, por un lado, y a la izquierda cultural y
acad�mica, por el otro. En la propia universidad estamos siendo forzados,
queramos o no, tanto representantes y gestores como profesores y estudiantes, a
salir p�blica y continuamente, individual y colectivamente, en defensa de la
universidad p�blica, en claro peligro por los recortes que nos vienen impuestos
al margen de la soberan�a popular[47].�
Franquismo
en la Real Academia de la Historia
En
este contexto global cr�tico, y tambi�n en mayo del a�o 2011, la Real Academia
de la Historia espa�ola dio a conocer el Diccionario Biogr�fico Espa�ol[48]. Yo
no digo que no sea �til para los historiadores, pese a su elevad�simo precio
(3.500 euros[49])
un Diccionario con tantos datos,� m�s o
menos contrastados, sobre los �grandes hombres� de la historia de Espa�a:
incluso para los que no somos precisamente devotos del fundador del positivismo
aplicado a la historia,� Leopold von Ranke, cuyo enfoque
historiogr�fico ocultaba (y oculta para sus seguidores actuales, por lo regular
interesadamente)� el papel de los sujetos
sociales en la escritura de la historia.�
El tradicionalismo historiogr�fico, con todo, no es lo peor del
Diccionario Biogr�fico Espa�ol. Lo peor es el filofranquismo
que anida en las entradas pol�ticas del Diccionario que tienen que ver con la
historia del siglo XX. Se ha dicho hasta la saciedad,� y hay que recordarlo, c�mo� Franco y su r�gimen son calificados, en el
Diccionario auspiciado por la Real Academia de la Historia, simplemente de �autoritarios�
negando (al igual que el PP en el Congreso de Diputados), contra toda evidencia
hist�rica, que Franco fue un dictador, y su r�gimen pol�tico una dictadura
especialmente represiva, emparentada con el nazismo alem�n y el fascismo
italiano que animaron el golpe del 36, sosteniendo despu�s militarmente de
manera contundente la guerra civil que desencaden� del bando franquista contra
el gobierno republicano leg�timamente elegido. La caracterizaci�n del
franquismo como una dictadura es un paradigma compartido, de forma
ampliamente� mayoritaria, por los historiadores
espa�oles e hispanistas, as� como por polit�logos y soci�logos, dentro y fuera
de Espa�a.
��������������� Esta pol�mica pol�tico-historiogr�fica provocada por
el Diccionario Biogr�fico Espa�ol coincide, no casualmente, con dos hechos
hist�ricos significativos. En primer lugar, las elecciones del 20 de noviembre
de 2011 cuyos resultados supusieron un desplazamiento hacia la derecha m�s
conservadora de la mayor parte de las instituciones p�blicas en todos los
�mbitos de elegibilidad (municipal, auton�mico y estatal), en un grado que no
se hab�a dado desde la transici�n a la democracia. Monopolio unipartidista del
poder pol�tico que afect� a todo tipo de instituciones� no elegibles que dependen de la
administraci�n del Estado como el Tribunal Supremo[50] o
la Real Academia de la Historia.� Entre
las primeras medidas que toma el Gobierno del PP que sale de la mayor�a
absoluta del 20N est�, justamente, ratificar[51]
su generosa subvenci�n econ�mica para que la RAH termine el trabajo del
Diccionario Biogr�fico Espa�ol sin cambiar nada[52]
de su orientaci�n, al contrario, asumiendo �y animando el neofranquismo
que destilan las partes m�s contempor�neas del Diccionario de la RAH: premiada
as� por el Gobierno de Rajoy por la fidelidad y proximidad a sus inquietudes
ideol�gicas e historiogr�ficas, a la vez que se recortaba la educaci�n y la
investigaci�n, se abandonaban las ayudas a la cultura y se le negaba la ayuda
econ�mica al aplazado Diccionario Hist�rico de la lengua castellana de la Real Academia
Espa�ola, de cariz m�s democr�tico y plural y, sin duda, de menor �utilidad pol�tica�
para el PP[53].
El
segundo hecho que concuerda, tampoco por azar, con la salida a la luz del criticado
Diccionario Biogr�fico Espa�ol es la expulsi�n mencionada de Baltasar Garz�n de
la judicatura a poco de iniciarse el reinado de Mariano Rajoy, por querer
investigar judicialmente los desmanes de una dictadura que se alaba, disculpa y/o
justifica� en este diccionario de
�grandes figuras� de la historia contempor�nea de Espa�a, donde el vinagre
pol�tico-historiogr�fico corrompe acad�mica y pol�ticamente el conjunto de la
obra[54].
��������������� El Diccionario de la RAH ha provocado, provoca, y
seguir� provocando en el futuro, una fuerte repulsa democr�tica y profesional, entre
los �historiadores espa�oles, de
convicciones genuinamente democr�ticas en su gran mayor�a. Se han sentido
todav�a m�s agraviados aquellos colegas -ignorados ol�mpicamente por los editores
del Diccionario- que llevan a�os trabajando con rigor, �tica y productividad
sobre los periodos hist�ricos tergiversados por los autores m�s extremistas y
menos escrupulosos del Diccionario Biogr�fico Espa�ol.
��������������� Veamos las cr�ticas m�s significativas y colectivas de
la academia historiogr�fica hacia los editores y determinados autores del impugnado
Diccionario. Primero, y no por ser profesor de la Universidad de Santiago de
Compostela que tambi�n, sino por la �ampliaci�n de la cr�tica que entra�a del
Diccionario a la RAH y la difusi�n que tuvo: el escrito del Departamento de
Historia Contempor�nea de la USC, en 2011, difundido entre los departamentos de
esta �rea de conocimiento hist�rico de las restantes universidades espa�olas:
LA ACADEMIA SOMOS NOSOTROS.
Los historiadores e historiadoras
que firmamos este texto no podemos sentirnos representados por la Academia de
la Historia. Queremos afirmarlo rotundamente en relaci�n con la interpretaci�n
del franquismo que hacen algunas voces incluidas en el Diccionario Biogr�fico Espa�ol,
recientemente publicado.
Lo consideramos un atentado a la
profesi�n y a su estatuto acad�mico. La Historia es un conocimiento basado en
reglas conocidas, construido a trav�s de fuentes,
resultados contrastables y siempre sometidos a debate.
El Diccionario Biogr�fico que ha
editado la Academia contiene, en la forma y en el fondo, en el procedimiento de
elaboraci�n y en sus resultados, tal grado de agresi�n a los principios m�nimos
del oficio historiogr�fico que gran parte de sus resultados no pueden ni
someterse a debate p�blico: no es que no lo resistan, es que no lo merecen.
La reproducci�n de relatos
propagand�sticos de la Dictadura franquista sobre ella misma o el pasado, y la
ideolog�a militantemente franquista o furibundamente confesional que contiene
esta publicaci�n no puede considerarse Historia sino mera propaganda.
Consideramos que es hora de decir
basta por el bien de la profesi�n y, adem�s, por la consideraci�n social que
merece la Historia. Momento habr� para debatir por qu� llegamos a esta
situaci�n y porqu� se atribuye autoridad a quien no la tiene con todas las
bendiciones p�blicas.[55]
��������������� Segundo,� la
plataforma ciudadana presidida por Emilio Garc�a Wiedemann[56] que
se ha constituido,� tambi�n en 2011 (a�o
de los indignados) para denunciar judicialmente, �desde la Granada de Federico Garc�a Lorca, a la
Real Academia de la Historia y se�alados autores del Diccionario Biogr�fico
Espa�ol: demandan que se retiren los tomos donde se hace apolog�a del
franquismo (a pesar de que no es delito en Espa�a, como ya dijimos) y que la
RAH devuelva la subvenci�n recibida de 6,4 millones para la publicaci�n[57].
La querella ha sido finalmente archivada un a�o despu�s, bajo el Gobierno de
Rajoy, por el Fiscal General de la Comunidad de Madrid (al parecer el Gobierno no
se fiaba de los fiscales andaluces) el 5 de junio de 2012.
��������������� Tercero, el 9 de abril de 2012, se present� la� obra�
colectiva En el combate por la
historia, feliz iniciativa del editor Gonzalo Pont�n (antes en la Editorial
Cr�tica ahora en� Pasado Presente)
que� encarg� a �ngel Vi�as la� coordinaci�n de un libro sistem�ticamente
cr�tico con el contenido m�s infame del Diccionario Biogr�fico Espa�ol. �ngel
Vi�as es bien conocido en nuestra red Historia a Debate por haber participado,
en diciembre de 2010, con una conferencia plenaria sobre la memoria y la verdad
hist�rica, en nuestro IV Congreso Internacional que celebramos en la
Universidad de Santiago de Compostela[58].
En el libro de Vi�as y otros, tambi�n conocido como �contradiccionario�,
la academia universitaria en uso de su autonom�a contradice a la Real Academia
de la Historia, organismo pol�tico-cultural que funciona por cooptaci�n, vinculado
al Gobierno y ��reflotado por Aznar en su
primera legislatura (1996-2000) para promover la Idea Hist�rica de Espa�a[59]: desvalorizada finalmente por la
deriva neofranquista de los miembros m�s influyentes
de la RAH[60],
y el sesgo conservador de un nacionalismo historiogr�fico espa�ol que elude
tomar en consideraci�n la secular plurinacionalidad de Espa�a, en pleno
conflicto con Catalu�a[61].
La
importancia historiogr�fica y pol�tica de la obra colectiva coordinada por
�ngel Vi�as es doble. Pone en evidencia la ausencia de verdad en temas y
biograf�as del Diccionario de la Real Academia referentes a la dictadura, sus precedentes
y desarrollo. Cuenta para ello el �contradiccionario�
con colaboraciones de investigadores avezados sobre la II Rep�blica, la guerra
civil y el franquismo, cuyas contribuciones desmienten de manera concluyente
las partes m�s sobresalientes del Diccionario Biogr�fico Espa�ol,� confirmando y documentando la primera
impresi�n de historiadores y opini�n p�blica sobre la existencia de gruesos errores,
�e interpretaciones de tenor neofranquistas, en la obra de la RAH.
��������������� Ahora bien,� el
libro de Vi�as no solo aclara datos, responde tambi�n, se reconozca
abiertamente o no, a una intencionalidad �tica�
y democr�tica clara: no se puede justificar el golpe de Estado del 18 de
julio contra el �Gobierno surgido de las elecciones
del 16 de febrero de 1936, como hace la RAH, sin mentir descaradamente. El
respeto a la verdad documentada es la primera piedra de una historiograf�a de
valores[62], practicada
con gran eficacia[63] por los autores de En el combate por la historia. Compromiso
�tico-social que para una parte esencial de los historiadores acad�micos del
franquismo pasa por sostener asimismo con su trabajo profesional, en la
docencia, la reflexi�n historiogr�fica y la investigaci�n, al movimiento
familiar y social de la recuperaci�n de la memoria hist�rica en Espa�a. Somos muchos
los historiadores que creemos, en el siglo XXI[64], que
la utilidad social y la utilidad cient�fica de nuestra disciplina no se pueden
separar artificialmente, y que la historia y la memoria tienen un mismo
objetivo: la verdad� completa, y aplicada[65],
acerca de la historia de la II Rep�blica, la guerra civil y la dictadura de
Franco.
En
fin, se dice ahora desde sectores partidarios de salvar como sea el sistema
bipartidista, en crisis irreversible en esta �segunda d�cada del siglo XXI, que hay que
recuperar �esp�ritu de consenso� de la transici�n� para llevar a cabo en Espa�a
la pol�tica de austeridad, recortes y recesi�n[66] que
nos imponen los poderes financieros, �ngela Merkel y
la Comisi�n Europea. Dir�a yo que lo que hoy m�s bien necesitamos en Espa�a es recobrar
el esp�ritu genuinamente democr�tico del movimiento social antifranquista que
tuvo unas caracter�sticas originales que el 15M, como parte importante del
movimiento global de indignaci�n nacido en 2011[67], empieza
(re) conocer como aquel caballero de Moli�re que
hablaba prosa sin saberlo, es decir: (1) El protagonismo imprescindible de la
sociedad civil en la regeneraci�n pol�tica e institucional. (2) La lucha social
y cultural �desde abajo� por una democracia plena y radical, en el sentido de devolver
las instituciones a la soberan�a popular, garantizando que cada hombre o mujer
valgan un voto, por medio de medidas que ya han sido planteadas por el
movimiento indignado desde la Acampada en la Puerta del Sol como la
proporcionalidad de la ley electoral, convocatorias de refer�ndums vinculantes,
control y posibilidad de deposici�n de los representantes elegidos, etc. (3) De
modo que los ideales y valores de justicia, democracia y progreso de toda la
vida est�n en la acci�n pol�tica de nuevo en primer plano, como en el
movimiento antifranquista, por encima del usufructo o gesti�n de un poder institucional,
por lo dem�s� hoy generalmente reprobado por
los espa�oles. Nuevas pero en realidad viejas formas de hacer pol�tica (persiguiendo
ideales; no confundir con el idealismo filos�fico) que tanto precisa la
sociedad espa�ola y m�s todav�a la mal llamada �clase pol�tica�, asimismo desprestigiada
en Espa�a seg�n todas las encuestas de opini�n.
��������������� Aunque no en la misma medida, los historiadores
estudian el antifranquismo de junto con el franquismo[68].
El historiador avanzado, que ve m�s all� del positivismo,� investiga tanto lo peor como lo mejor del
pasado, lo primero para que no se repita, lo segundo para que sirva de ejemplo,
a fin de, en ambos casos, contribuir deontol�gicamente a un presente y a un
futuro mejores[69],
mostrando as� la utilidad p�blica de la historia acad�mica en tiempo de insanos
recortes.
��������������� Sobre c�mo se reprimi� el antifranquismo social, pol�tico
y cultural desde 1936 hasta 1976 trata, en realidad, el movimiento social y
acad�mico de la memoria hist�rica. Queda mucho por investigar y reivindicar de
las v�ctimas del franquismo. Repasemos a modo de ejemplo de represi�n tardofranquista, sin investigar todav�a hist�rica y
judicialmente, los asesinatos cometidos por el r�gimen en Galicia en la primera
mitad de los a�os 70.
Muertos
que quieren� vida
En
la tradici�n gallega de la Santa Compa�a se dice que las almas del purgatorio
no pueden entrar en el cielo y se aparecen a los vivos caminando por la noche
en procesi�n, penando por sus pecados o por los pecados de los que las
victimaron. De este tipo son Amador Rey y Daniel Niebla de Ferrol, Xos� Ram�n Reboiras de Dodro, A Coru�a, y Xos� Humberto
Baena de Vigo. Pertenec�an a familias ideol�gicas diversas y fallecieron
violentamente en a�os y lugares distintos, pero se puede decir que andan
imaginariamente juntos porque fueron asesinados de la misma manera: a tiros por
la dictadura franquista en sus estertores.
Amador
y Daniel (36 a�os, padres de familia) murieron el 10 de marzo de 1972 en la
Ponte das P�as, cuando se manifestaban pac�ficamente con sus compa�eros de los
astilleros Baz�n (Xulio Aneiros,
Rafael Pillado, Manuel Amor, Jos� Mar�a Riob�o,
Ignacio Fern�ndez Toxo...), ahora Navantia,
en defensa de sus derechos laborales. Desde entonces, cada diez de marzo sus
compa�eros se manifiestan en su recuerdo. En 1997, el Parlamento de Galicia, a
petici�n del Sindicato Nacional de Comisiones Obreras (CC.OO.), reconoci� el 10
de marzo como D�a da clase obreira
galega, y los trabajadores de los diferentes sindicatos contin�an
recordando cada 10 de marzo a sus compa�eros ca�dos en la masacre de 1972, que
llevan cuatro d�cadas sin descanso por culpa de otros... Dicen los colegas de
derecho internacional que los cr�menes de lesa�
humanidad nunca prescriben, aunque haya leyes de amnist�a-impunidad, si
bien estimo que en Espa�a no se promulg� siquiera tal impunidad en la amnist�a
de 1977, largamente reivindicada y pensada para los presos antifranquistas[70].
Despu�s de 40 a�os todav�a est� pendiente una investigaci�n judicial
democr�tica sobre el ametrallamiento de los trabajadores de Ferrol,� que tenga por finalidad identificar y
procesar, como en cualquier otro asesinato, a sus responsables materiales e
intelectuales.
Moncho
Reboiras (25 a�os), perito industrial y militante
nacionalista, muri� el 12 de agosto de 1975 en la calle da Terra tambi�n en Ferrol, como resultado de las balas que le
dispararon por la espalda polic�as franquistas, como muestra la camisa que
conserva su familia. Cada 12 de agosto su partido, la Uni�n do Pobo Gallego
(UPG), fundador del �partido
parlamentario Bloque Nacionalista Gallego (BNG), le rinde un homenaje[71].
En 2009, su hermano recibi�[72]
una carta de reconocimiento del Gobierno espa�ol, de acuerdo con la Ley Memoria
Hist�rica de 2007, por haber Ram�n Reboiras �padecido
persecuci�n y violencia ileg�tima, hasta darle muerte, por su militancia
pol�tica nacionalista[73].
37 a�os despu�s de este crimen pol�tico, Reboiras
sigue esperando que un juez imparta justicia ordenando a la polic�a investigar
este fallecimiento encarnizado, tres meses antes de la muerte natural de
Franco, que ese fat�dico d�a estaba justamente en A Coru�a.
Xos�
Humberto Baena, muri� el 27 de septiembre 1975 con los �ltimos fusilados del
franquismo: Ram�n Garc�a Sanz y Jos� Luis S�nchez Bravo, sus compa�eros
del� Frente Revolucionario Antifascista y
Patri�tico de (FRAP), y los miembros de ETA, Jon Paredes �Txiki�
y �ngel Otaegui[74].
Penas de muerte contra las que hubo manifestaciones en toda Espa�a y una
gran� solidaridad internacional que no
hizo vacilar a Franco: las firm� dos meses antes de morir. Luis Eduardo Aute inmortaliz� en la canci�n Al Alba[75]
el sufrimiento colectivo que caus� en tantos espa�oles aquellos cr�menes de
Estado. Humberto, estudiante de Filosof�a en la Universidad de Santiago de
Compostela, primero, y� pe�n de
fundici�n, despu�s, nos dej� un documento de valor hist�rico: una carta de
despedida[76]
dirigida a su familia y compa�eros, donde muestra la lucidez, serenidad y valent�a
con que se enfrent�, a los 24 a�os, a una muerte injusta por sus ideales de
transformaci�n social[77].
En
democracia,� sus padres, y despu�s su
hermana Flor Baena, peregrinaron de tribunal en tribunal pidiendo que se
revisase y anulase el ilegal proceso militar (lo acusaron, sin pruebas, de la
muerte de un polic�a) hasta llegar al Tribunal Constitucional que, bajo la
presidencia de Manuel Jim�nez de Parga, no admiti� en
2004 la denuncia porque: La Constituci�n no tiene efectos retroactivos,
por lo que no cabe intentar enjuiciar actos de poder producidos antes de su
entrada en vigor[78].
Lo mismo que le dijeron a las familias de Juli�n Grimau,
Salvador Puig Antich y... al propio Garz�n, juez de
la Audiencia Nacional. Tampoco admiti� el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en
2005 (hoy, tal vez ser�a diferente) la reclamaci�n de la familia Baena. La Ley
de Memoria Hist�rica de 2007 (en vigor, te�ricamente) no dice nada
desgraciadamente de la anulaci�n de las sentencias de los irregulares
tribunales franquistas. La asociaci�n de Jueces para la Democracia cambiando -al
menos formalmente- posiciones anteriores[79] solicit�,
despu�s de los terribles juicios contra Garz�n, la urgente anulaci�n de las
condenas del franquismo[80],
sin lo cual no habr� justicia, reparaci�n y verdad para las v�ctimas de los a�os
m�s negros de la historia de Espa�a, ni verdadera reconciliaci�n nacional.
�Cu�ndo llegar� a Espa�a el derecho
internacional?
��������� Los avances en Espa�a y otros pa�ses
de los movimientos por los derechos humanos y la recuperaci�n de la memoria
hist�rica, por un lado, y, por el otro, el desarrollo del derecho internacional
y sus instituciones dedicadas a la persecuci�n universal de los delitos
imprescriptibles de lesa humanidad, est�n creando nuevas condiciones para que
se haga justicia en Galicia y en Espa�a con las v�ctimas del franquismo, sin
restricciones temporales. Tambi�n contribuye el esc�ndalo nacional e
internacional provocado por el procesamiento del juez Garz�n por intentar enjuiciar
la naturaleza malhechora del Movimiento franquista. Esc�ndalo y movilizaci�n nacional
e internacional, 2011-2012, que impidieron ciertamente su condena por
prevaricaci�n (!) en el asunto del franquismo, si bien los jueces y
pol�ticos implicados en la trama lograron finalmente su expulsi�n, �hasta 2021, de la carrera judicial en Espa�a[81] por
la investigaci�n de la corrupta trama G�rtel del PP,
cuyo desarrollo posterior le dio totalmente la raz�n al juez que la inici� el 6
de febrero de 2009: Baltasar Garz�n. La funesta Sala Penal del Tribunal Supremo
se vio, en 2012, en la �obligaci�n� de reconocer la legitimidad de la posici�n
de Garz�n y otros juristas espa�oles, y varias organizaciones internacionales,
para juzgar los verdugos franquistas. Pese a ello la mayor�a del poder judicial
espa�ol sigue defendiendo todav�a contra derecho, arropado por el caduco bipartidismo
del PP y el PSOE[82],
que la Ley de Amnist�a de 1977 conlleva �impunidad para los represores[83].
��������� La caza judicial contra
Garz�n dej� claro ante el mundo entero -en los �mbitos jur�dico, social y
pol�tico- que en Espa�a no se va a poner en pr�ctica de momento los criterios
habituales de la justicia internacional en cu�nto a persecuci�n de los cr�menes
de lesa humanidad 1936-1977, y menos con un Gobierno del Partido Popular. Anomal�a
que abri� la posibilidad legal de aplicar el principio de jurisdicci�n
universal, en cuya aplicaci�n tambi�n fue pionero Garz�n, buscando en otro pa�s
la justicia que en Espa�a no es posible. Enjuiciamiento externo que facilita,
en coherencia con el ordenamiento jur�dico internacional, el alargamiento del
amparo judicial a las v�ctimas hasta el final de la dictadura. Al contrario que
el Auto de Garz�n de 2008 (consciente de la resistencias del PP, del propio
PSOE y determinados jueces) s�lo abarcaba hasta 1952 en la persecuci�n de los
delitos de asesinato,� tortura y dem�s cr�menes
de motivaci�n pol�tica cometidos por las franquistas, sus instituciones y �rganos
represivos.
�������� Se consolida as�, a partir de 2012, despu�s
de rechazo pol�tico-judicial del Auto de Garz�n, la v�a� internacional para juzgar los cr�menes del
franquismo entre el 17 de julio de 1936 y 15 de junio 1977, incluidos los
asesinatos de los gallegos Amador, Daniel, Moncho y Humberto. La justicia
universal sobre los cr�menes del franquismo est� as� abierta en dos instancias
internacionales: la justicia argentina y el Tribunal de Estrasburgo, m�s la
primera que la segunda, hasta donde hoy sabemos.
La
jueza federal Mar�a Servini admiti� en 2010 una causa
contra el franquismo, apoyada por la Asociaci�n para la Recuperaci�n de la
Memoria Hist�rica espa�ola, a demanda de Dar�o Rivas (hijo del alcalde de
Castro de Rei, Galicia, asesinado por la Falange en
1936) y Silvia Carretero[84]
(viuda de Jos� Luis S�nchez Bravo, fusilado con Baena en 1975), entre otros represaliados
que han ido creciendo desde entonces. Justicia argentina efectiva para las
v�ctimas espa�olas de la dictadura, que quiso y no pudo conseguir Garz�n, quien
ya testific� en Buenos Aires confirmando formalmente, ante la jueza Servini, que en Espa�a no se investigan los cr�menes del
franquismo[85].
Implementaci�n de la justicia universal desde la Rep�blica Argentina reforzada
por el apoyo p�blico, de amplia resonancia internacional, que el 1 de marzo de
2012, el Gobierno y el Parlamento argentinos dieron al juez Garz�n, �despu�s del maltrato recibido en Espa�a. La experimentada
jueza Servini ha declarado (18/5/2013) su optimismo
en cuanto al desarrollo de la causa (son ya 150 los querellantes), pese a los
trucos del Gobierno espa�ol para dificultar las declaraciones, y nos dice que conf�a
en un a�o poder imputar a los 9 acusados actuales: tres exministros (incluido
Jos� Utrera Molina, suegro del Ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallard�n),
dos jueces� y cuatro polic�as (tambi�n el
funesto Billy el Ni�o, apodo de Jos�
Gonz�lez Pacheco). La jueza tiene muy claro que en Espa�a como en Argentina: �Hay
que ir directamente sobre los que est�n vivos�[86]. As�
lo hizo, nuestra jueza argentina el 18 de setiembre de 2013: lanza una orden de
detenci�n internacional contra cuatros represores y torturadores del
franquismo, muchas de cuyas v�ctimas fueron estudiantes[87],
devolviendo a la Espa�a democr�tica lo que hizo el juez Garz�n con el dictador
Videla en 2000.
���������� La segunda opci�n[88]
es el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que, en febrero de 2012, admiti� a
tr�mite una demanda del F�rum per la M�moria del Pa�s Valenci� de
genocidio, cr�menes de lesa humanidad y violaci�n de los derechos fundamentales
en nombre de 23.661 personas asesinadas y sepultadas en seis grandes fosas
comunes, entre 1939 y 1945[89].
Demanda colectiva que ya fue rechazada -al igual que la de Baena- por el
Tribunal Constitucional espa�ol, tr�mite preceptivo que tambi�n ha debido cumplir
el recurso de Garz�n contra su inhabilitaci�n,�
por parte del Tribunal Supremo, �presentado
en mayo de 2013[90].
Las sentencias del Tribunal de Estrasburgo han de ser ejecutadas en principio por
el Gobierno que corresponda, a instancia del Comit� de Ministros del Consejo de
Europa[91].
� �������Paralelamente, la Oficina de Derechos
Humanos de la ONU viene exigiendo del Estado espa�ol la derogaci�n la Ley de
Amnist�a de 1977, precisamente por su utilizaci�n grosera por parte de pol�ticos
y jueces, durante 36 a�os, para tapar los cr�menes del franquismo. La pen�ltima
vez que la Organizaci�n de las Naciones Unidas se dirigi� al Gobierno de Espa�a
con dicho recordatorio y demanda fue tres d�as despu�s de la expulsi�n de
Garz�n de la Audiencia Nacional: Espa�a est� obligada, bajo la ley
internacional, a investigar las�� graves
violaciones de los Derechos Humanos, incluidas las cometidas�� durante el r�gimen de Franco, y a procesar y
castigar a los responsables si todav�a est�n vivos, record� desde Ginebra
el Alto Comisariado de la ONU el 11 de febrero de 2012[92].
En setiembre de 2013 tuvo lugar la visita de una delegaci�n de la ONU a Madrid,
Barcelona, Sevilla y Vitoria para �verificar� si algo se ha hecho sobre la
investigaci�n judicial de los cr�menes del franquismo, 13 a�os despu�s de
exigir a los Gobiernos espa�oles (tanto del PP y como del PSOE), jueces y dem�s
instituciones el cumplimiento del derecho internacional tocante a las
desapariciones forzadas y delitos de lesa humanidad[93].
Al finalizar la visita institucional, que coincidi� con las �rdenes
internacionales de detenci�n de la jueza Servini, la
ONU exigi� una vez m�s que al Gobierno de Espa�a la modificaci�n de la Ley de
Amnist�a de 1977 y del C�digo Penal a fin de que se pueda hacer justicia con
los cr�menes del franquismo[94].
���������� As� y todo, aunque los avances
institucionales de la justicia y la verdad hist�rica sobre el franquismo sean ahora
m�s internacionales que nacionales, tambi�n se dan en Espa�a, donde nos enfrentamos
con una macabra paradoja: los partidos que m�s defienden (tienen razones) la memoria
y reparaci�n para las v�ctimas del terrorismo desde 1968, cuyos autores est�n
ya en su gran mayor�a presos y condenados por la justicia democr�tica, son los
que m�s se oponen a la concesi�n, asimismo retrospectiva, de los mismos
derechos humanos y democr�ticos, comprendido el derecho a la justicia, a las
v�ctimas del franquismo. Doble rasero[95]
de bastantes pol�ticos que incrementa los obst�culos al proceso de paz en el
Pa�s Vasco. De ah� que valoremos positivamente que el Gobierno Vasco presidido
por Patxi L�pez (PSOE) haya promulgado el 19 de junio
de 2012 un decreto para reparar a las v�ctimas vascas de la polic�a espa�ola
entre 1960 y 1978[96],
como los etarras Txiki y Oteagui,
fusilados el mismo d�a que Baena y S�nchez Bravo, los obreros de Vitoria
ametrallados en 1976 y otros represaliados por el franquismo, tambi�n los
torturados: asignatura asimismo pendiente de la memoria hist�rica en Espa�a[97].
Un paso adelante en Euskadi, pues, para la paz y la regeneraci�n de la
democracia vasca y espa�ola, por mucho que el PSOE vasco desvincule sin rigor la
violencia policial y militar del propio r�gimen franquista (se emplea el
eufemismo excesos policiales), y reduzca la reparaci�n de las
v�ctimas a una simple compensaci�n econ�mica, sin anulaci�n de sentencias ni investigaci�n
judicial sobre los autores materiales e intelectuales, lo que sin embargo si se
ha hecho, y todav�a se hace, con los pasados asesinatos de ETA[98]. Es
por ello que las familias de los obreros muertos en Vitoria tambi�n se han
unido a la querella argentina[99].
�������� Este leve punto de inflexi�n del PSOE en
el Pa�s Vasco[100],
ratificado de alguna forma por el nuevo gobierno vasco del PNV surgido de las
elecciones del 21 de octubre de 2012[101],
extiende como vemos positivamente -como la justicia argentina- la
reivindicaci�n colectiva de la memoria hist�rica hasta 1977 (1978, en el Pa�s
Vasco, que vot� �no� a la Constituci�n), y tuviera ya una consecuencia
simb�lica: el 3 de marzo de 2012, la portavoz del Gobierno Vasco deposit� en
Vitoria unas flores de homenaje[102]
en el monumento a los cinco miembros de CC. OO. y UGT
muertos a tiros por participar en una asamblea de trabajadores, como en Ferrol cuatro
a�os antes. En el mismo acto tom� la palabra una� representante de la pionera Asociaci�n de
V�ctimas del 3 de marzo (nacida en 1999[103])
que, una vez m�s, pidi� que se haga justicia con los muertos de Vitoria durante
el �ltimo gobierno de la dictadura, presidido por Arias Navarro. Llegar� un d�a
en que tendremos en Galicia una Xunta que tal vez haga lo mismo en Ferrol un 10
de marzo, d�a de la clase obrera gallega, junto con los sindicatos y las
familias de los trabajadores asesinados por la libertad en la Ponte das P�as.
��������� Dijo, en 1937, Alfonso R. Castelao, pr�cer galleguista, �non
enterran cad�veres, enterran� semente�: pronto
llegar� la hora de que las simientes florezcan y los muertos inocentes por
culpa del franquismo gallegos, vascos y espa�oles, descansen en paz en el cielo
de los justos.
�������������
�
�
*�
Versi�n acad�mica �y actualizada
de los art�culos publicados en el peri�dico digital gallego Praza
P�blica� el 3 de febrero de 2012 (Historia,
memoria e liberdade) y el 8 de marzo de 2012 (10 de
marzo, mortos que piden vida), as� como �la conferencia del 19 de marzo de 2012 en
Santiago de Compostela sobre Historiadores,� franquismo y antifranquismo.
[1] �El conocimiento en la Red, en
peligro� (21/1/2012); ver: https://elpais.com/diario/2012/01/21/opinion/1327100411_850215.html.
[2] Posteriormente, Garton Ash ha creado una web (www.freespeesdebate.com) con parecido
doble rasero, me temo, que criticamos a Pierre Nora.
[3] En la patria de Marc Bloch, historiador resistente fusilado por los nazis en
1944 y fundador de la escuela de Annales: olvidado por una gran parte de los historiadores
que secundan con mayor o menos consciencia los prop�sitos de Nora.
[4] Se pueden consultar los dos
textos en la web de Historia a Debate: https://www.h-debate.com/Spanish/historia%20inmediata/memoria/barros.htm.
[5]�
Carlos BARROS, �Historiograf�a de valores�,� conferencia plenaria en el IV Congreso
Internacional Historia a Debate. Santiago de Compostela, 16 de diciembre de
2010 (https://www.youtube.com/watch?v=MVCu9TjMVVw)
[6]
Evelyn Beatrice Hall� (pseud�nimo de� Stephen
.G. Tallentyre) en The Friends of Voltaire, 1906.
[7] Lo hicimos muchos estudiantes,
trabajadores e intelectuales en Espa�a durante el tardofranquismo y la
transici�n, luchando exitosamente por una democracia que tambi�n favoreci� (m�s
de lo que pod�amos sospechar y sobre todo desear) a los herederos del fascismo
espa�ol, que� siguen negando 36 a�os
despu�s nuestro derecho democr�tico a la memoria hist�rica.
[8] En Espa�a tiene un papel mayor
el sujeto social en la reivindicaci�n de la memoria y un papel por lo regular
negativo, retardatario, las instituciones pol�ticas salidas de la Constituci�n
de 1978 (cada vez m�s desprestigiadas): opuestas irracionalmente al
reconocimiento de la justicia, memoria y reparaci�n para las v�ctimas de la
guerra civil y el franquismo.
[9] Encabeza� de manera destacada,� expl�cita (otros piensan igual, pero se
callan),� este repliegue al positivismo
anti-memorial � la fran�aise
nuestro colega Santos Juli�, opositor p�blico de la Ley de Memoria Hist�rica de
2007, postura que reproduce y argumenta en �Elogio
de Historia en tiempo de memoria, Madrid, 2011.�
[10] Hoy es diferente, es m�s f�cil
ser rankeano, dado que ni el marxismo ni Annales existen ya
como tendencias historiogr�ficas organizadas y colectivas, Carlos BARROS; �La
Escuela de los �Annales� y la historia que viene�, La historia que se fue, Suplemento
Cultural del Diario de Sevilla, n� 99, 18 de enero de 2001 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/articulos/historiografia_inmediata/escueladeannales.htm).
[11] Pierre NORA, �Le retour de l��v�nement�, Faire l�histoire,
tome I, Paris, 1974.�
[12] Pierre NORA, Les lieux de m�moire, 3 vol., Par�s, 1984-1992.
[13] La histoire historizante,� �v�nementielle, descriptiva, elitista y superficial, tan
criticada por Marc Bloch, Lucien
Febvre y sus continuadores de Annales.
[14] As� y todo, ser�a err�neo
caracterizar simplemente a Nora como un historiador decimon�nico tipo �Ranke, Seignobos o Langlois, se ve en sus
iniciativas editoriales como Le d�bat (1980) y
Ego-histoire (1986); �se trata de un conservador aggiornato con obras hist�ricas
de inter�s, incluida� Les lieux de la m�moire, independientemente de nuestras cr�ticas
epistemol�gicas e historiogr�ficas, �no forman tambi�n parte las piedras y los
grandes hechos, los monumentos y las conmemoraciones,� de la rememoraci�n (pol�tica) de la historia?
[15] �Le bon historien, lui, ressemble � l�ogre de la l�gende. L� o�
il flaire la chair humaine, il sait que l�
est son gibier�, Mar BLOCH,
Apologie pour l�histoire ou M�tier
d�historien,�
�dition par �tienne Bloch, Paris, 1993, p. 83; desgraciadamente en la traducci�n
al espa�ol �cambia el t�tulo y desaparece
la palabra �ogro�, Introducci�n a la
historia, M�xico,� 1952, p. 25.
[16] Lo explicamos con m�s
detenimiento en Historia de la memoria,
memoria de la historia, conferencia en la Escuela Nacional de Antropolog�a
e Historia. M�xico D.F., 5 de diciembre de 2011 (https://youtu.be/euRNzJOHMcI).
[17] Todav�a activos en la oposici�n
al Gobierno de Cristina Fern�ndez, lo que nos hace temer que un radical cambio
electoral en Argentina suponga un retroceso hist�rico de la memoria y los
derechos humanos.
[18] Es el caso de Olivier P�tr�-Grenouilleau, profesor de historia en el conservador Institut d'�tudes politiques de Par�s,�
que escribi� una obra sobre la trata de esclavos� (Les
traites n�gri�res. Essai d�histoire globale, Paris,
2004) donde defiende que el tr�fico de esclavos hacia Europa no tiene ni puede
tener car�cter genocida, porque los negreros no tuvieron tal intenci�n ya que
su inter�s era exclusivamente mercantil (!); una asociaci�n memorial de
descendientes franceses de dichos esclavos�
(Collectif des Antillais, Guyanais, R�unionnais)
present� una denuncia judicial� (que
luego retiraron), en base a la declaraci�n de la Asamblea legislativa francesa
de la esclavitud como crimen contra la humanidad, dando lugar indirectamente a
la carta del 13 de diciembre de 2005 organizada por Pierre Nora, que dio origen
a la asociaci�n Libert� pour l�histoire (https://www.lph-asso.fr/) reivindicando una
suerte de� �historia para los historiadores�
y consignas diversas como �L'histoire n'est pas la morale�,
�L'histoire n'est pas la m�moire��, a fin de
conseguir (sin �xito, ciertamente) la abrogaci�n de las leyes memoriales; eso
s�, tal iniciativa harto corporativa logr� marcar, impulsar y abanderar el giro
conservador, iniciado en los a�os 90 (despu�s del fracaso del tournant critique de Annales (https://www.h-debate.com/cbarros/spanish/tournant.htm),
de la historiograf�a en Francia a costa de abrir una brecha creciente con la
sociedad francesa y sus actores pol�ticos (menos con la extrema derecha de
Jean-Marie y Marine Le Pen).
[19] Urge defender la libertad de
expresi�n e investigaci�n del historiador, desde luego; yo hubiera firmado una
declaraci�n expl�cita y solidaria (que nadie organiz�) con Oliver Pr�t�-Grenouilleau, inclusive un documento posterior me
hizo llegar no hace mucho Pierre Nora para extender a Europa (con escaso
resultado) la oposici�n a toda ley memorial que pueda suponer un peligro para
las libertades historiogr�ficas, si no fuera por mi desacuerdo con que se
aproveche el caso del colega franc�s para dar otra vuelta de tuerca al proceso de
llevar de nuevo la historia acad�mica francesa al siglo XIX: especie de
Termidor historiogr�fico que todav�a no ha encontrado freno en el hex�gono.
[20] Otra cosa es la apolog�a expl�cita
del franquismo: el 17 de octubre de 2013 todos los grupos pol�ticos del
Congreso de Diputados, excepto el PP, apoyaron una iniciativa de CIU de incluir
en el C�digo Penal como un delito la apolog�a o enaltecimiento del franquismo
junto con el nazismo y el fascismo: ver: https://www.publico.es/473901/el-pp-se-queda-solo-en-el-congreso-rechazando-castigo-penal-para-la-apologia-del-franquismo.
[21] En realidad pas� lo contrario,
como despu�s analizaremos ser�n los descendientes de los verdugos franquistas quienes
denuncian a historiadores y otros profesionales que recogen de las fuentes
orales y escritas los nombres de los responsables de la represi�n genocida en los
pueblos y ciudades de Espa�a.
[22] En realidad, el revival de la
historiograf�a franquista desde los a�os de Aznar no se explica sin el apoyo
medi�tico y editorial, pol�tico e institucional�
(Real Academia de la Historia, por ejemplo) por parte del Partido
Popular, hoy en el gobierno,� y su
negativa contumaz y pol�ticamente interesada a condenar el franquismo, 36 a�os
despu�s de la transici�n.
[23] Otra cosa es la permisividad de
los Gobiernos e instituciones democr�ticas espa�olas hacia la Falange Espa�ola
y de las JONS que ha sido acusaci�n en el juicio contra Garz�n, y m�s
recientemente contra el periodista Gustavo Rivas que se ha� atrevido a recordar en la prensa digital el
pasado criminal del partido fundado por Jos� Antonio Primo de Rivera.
[24] Franco� y su gente elimin� f�sicamente, entre 1936 y
1977, utilizando los recursos de un Estado ganado por la violencia, a m�s de
100.000 ciudadanos, buscando cercenar toda oposici�n pol�tica, acad�mica o
cultural a su dictadura, lo que no impidi� el �xito final de la lucha
antifranquista pero si� coadyuv� a la
baja calidad de la democracia espa�ola� hasta hoy.
[25] La Universidad espa�ola es
dem�crata, adem�s de democr�tica,� inici�
la transici�n antes que el resto del pa�s, y sus estudiantes y profesores
participaron en los a�os 60 y 70 de manera muy destacada en la lucha
antifranquista.
[26] Sobre la campa�a en favor de
Dionisio Pereira, ver: https://www.h-debate.com/Spanish/academiasolidaria/actuaciones/dpererira/menu.htm.
[27] �Proxecto
Interuniversitario Nomes e Voces�, bajo la direcci�n
de� Lourenzo
Fern�ndez Prieto, ver: https://www.nomesevoces.net/.
[28] Dionisio PEREIRA, A II Rep�blica e a represi�n franquista no
Concello de Cerdedo, Verbo Xido,
2006.
[29] La jurisprudencia acumulada
sobre la preeminencia del derecho a la libre expresi�n e investigaci�n sobre el
derecho al �honor familiar� explica que no haya habido condenas, pero dada la
penetraci�n neofranquista en la justicia espa�ola son
muchos los historiadores de la guerra civil y la dictadura que sienten miedo y evitan
en sus investigaciones sobre la represi�n dar o buscar �todos los nombres�,
ignorando las referencias que aparece en las fuentes a los autores
intelectuales y materiales de sentencias, secuestros, torturas y asesinatos en
nombre del �Movimiento Nacional� del general Franco; el �ltimo caso es el del ya
citado periodista Gustavo Rivas, cuya campa�a en solidaridad con �l est� en marcha
en este momento; ver:� https://www.h-debate.com/Spanish/academiasolidaria/actuaciones/grivas/menu.htm,
y tambi�n https://www.change.org/es/peticiones/cgpj-no-consideren-denuncias-como-la-de-falange-contra-el-periodista-gerardo-rivas.
[30] El primer caso tuvo lugar en
1980, contra Fernando Ruiz Vergara, director del documental �Roc�o� (https://youtu.be/ClBOdAPe1e4) donde
entrevista a vecinos que relatan la barbarie franquista en Almonte, cuyos
responsables se querellaron contra �l, un juez secuestr� la cinta y Vergara
sufri� una� condena judicial confirmada
por el� nefasto Tribunal Supremo a
prisi�n, multa e indemnizaci�n; Ruiz Vergara muri� en 2011 en su �exilio�
portugu�s� como v�ctima del franquismo
�democr�tico�, sin derecho a reparaci�n alguna.
[31] Se combin� el proceso por la
causa del franquismo con otro� por su
actuaci�n en un sonoro caso de corrupci�n del Partido Popular (caso G�rtel, todav�a abierto): en 2012 Garz�n� fue expulsado de la carrera judicial por la
Sala Penal del Tribunal Supremo, y �exiliado� a Am�rica Latina� hasta que toque
su reincorporaci�n a la Audiencia Nacional en 2021, seg�n la sentencia, si bien
�sta puede producirse antes si cambia haca m�s democracia el Gobierno en Espa�a
en 2015.
[32] Tiene m�s valor este consejo sobre
la necesidad de� solidarizarse con �Garz�n porque Bennassar
tuvo la mala suerte de informarse con un �ami espagnol�� que le
dice que la amnist�a de 1977 �impide� la investigaci�n de los cr�menes
franquistas (no es verdad, los delitos de lesa humanidad no son amnistiables), y que una investigaci�n sobre el franquismo
podr�a �d�truire l��uvre de
pacification de la Transition�,
o sea provocar otra guerra civil (!); se pueden consultar ambas misivas en https://www.lph-asso.fr/index.php?option=com_contentview=articleid=148:a-propos-du-juge-garzon-echanges-entre-pierre-nora-et-bartolome-bennassarcatid=53:actualitesItemid=170lang=fr.
[33] La verdad es que, aparte de
Santos Juli�, casi nadie en nuestro medio acad�mico ha alzado la voz de manera
clara contra la memoria hist�rica, lo que no significa que, en pleno retorno al
positivismo, muchos ofrezcan resistencia �en la intimidad� a la memoria
hist�rica como tendencia historiogr�fica, utilizando medias verdades �importadas de Francia como eso de que �la
historia y la memoria son cosas diferentes�.
[34] Gracias a la memoria estamos
conociendo mejor y difundiendo, tambi�n en la Universidad, los aspectos m�s
negros de una dictadura que algunos de manera poco responsable dicen que �ya
estaba investigada�, demostr�ndose una vez m�s que sin memoria� no hay verdad hist�rica completa.
[35] A partir de 1971, familiares de
fusilados, apoyados por sacerdotes, excavaron las primeras fosas en Navarra y
La Rioja, ver Natalia Junquera, �Yo, sacerdote, pecador, os pido perd�n�, El Pa�s 25/3/2012 (https://politica.elpais.com/politica/2012/03/23/actualidad/1332526424_970023.html);
en plena transici�n (1979), el alcalde de Torresandino,
Burgos, excava la fosa donde enterraron a su padre, ver https://www.publico.es/espana/153515/la-primera-fosa-en-exhumar-justicia.
[36] Spanish Neocon. La revuelta neoconservadora en la
derecha espa�ola, Madrid, 2012.
[37] Lo que explica que en Espa�a no
exista un partido espec�fico de la extrema derecha como en otros pa�ses
europeos, y que los ultraderechistas espa�oles voten al PP, aunque no les guste
todo lo que hacen.
[38] Este clima de retorno al franquismo
en pleno siglo XXI, tiene su m�xima expresi�n en la oposici�n visceral a la
memoria hist�rica, y explica la lamentable situaci�n de la Real Academia de la
Historia y su papel estelar en el �nuevo� pensamiento conservador en Espa�a.
[39] El Gobierno de Rajoy retir�
todas las subvenciones a las asociaciones de familiares de v�ctimas para la
excavaci�n de fosas, se� paralizaron
proyectos universitarios de investigaci�n en Galicia y otros lugares, siguen
visibles los s�mbolos de la dictadura en cuarteles, edificios p�blicos y calles,
y nos enfrentamos estos d�as de nuevo, seg�n vimos,� a una querella de la Falange contra un
periodista (Gustavo Rivas)� por haber
hecho referencia en la prensa digital a la evidencia hist�rica del pasado
criminal del partido fascista espa�ol.
[40] V�deo del acto en: https://www.youtube.com/watch?v=ubFFKlYn_x4.
[41] El PP apoyado en un sector af�n
de la judicatura hab�a conseguido, en agosto de 2011, restituir el� t�tulo de hijo predilecto del municipio de A
Coru�a para el general franquista Mill�n Astray, ver:https://www.publico.es/especiales/memoriapublica/391574/el-pp-mantendra-a-millan-astray-como-hijo-predilecto-de-a-coruna.
[42] El PP en Galicia conden� el
franquismo, junto con el PSOE y el BNG, en el Parlamento auton�mico el 9 de
octubre de 2008, pero puso fin a las ayudas a la memoria hist�rica al llegar a
la Xunta de Galicia en 2009 y viene apoyando sin fisurar todas las acciones de
exaltaci�n del franquismo de sus dirigentes de �mbito local hasta hoy: las
�ltimas los alcaldes de Baralla y Beade;
ver:� https://www.rtve.es/noticias/20130917/pp-impide-reprobacion-del-alcalde-baralla-lugo-justificar-represion-franquista/747054.shtml;
https://www.cuatro.com/las-mananas-de-cuatro/politica/Senen_Pousa-Fascismo-Franco-alcalde_de_Beade_2_1666905067.html.
[43]�
Evidentemente los dirigentes del PP no condenan la dictadura, entre
otras razones, porque piensan que les har�a perder votos; UPyD
se abstuvo en dicha� votaci�n por lo
mismo: aspira a recoger los votos que el PP est� perdiendo profusamente por los
recortes y la crisis.
[44] La Marea Ciudadana que organiz�
la contra conmemoraci�n del 23 de febrero de 2013 (aniversario del golpe
militar de Tejero y Mil�ns del Bosch), coordin�
tambi�n (con los indignados portugueses) la jornada nacional e internacional
del 12 de mayo de 2013 con motivo del tercer aniversario del 15M; el origen de
MC est� en la confluencia, a finales de 2012,�
de la �marea blanca� de la sanidad y la �marea verde� de la educaci�n,
sectores con una composici�n generacional y tradici�n de lucha m�s amplia que
conecta mejor con los movimientos sociales de los a�os 70 y 80: su hegemon�a
actual en el 15M se consolid� a partir del fracaso de la convocatoria (ambigua
en el tema de la violencia) del 25 de abril de 2013 de �asedio el Congreso�
(asimismo, de todos modos, en una fecha se�alada para el antifranquismo), por
un lado, y la decisi�n de pasar a la pol�tica de una parte de Democracia Real
Ya, autora de la convocatoria fundadora del 15 de mayo de 2011.
[45] Cuando reescribimos este
art�culo, en 2013, las encuestas electorales dan para el PP y el PSOE menos del
50% (lejos del habitual 75%) de la intenci�n de voto de los espa�oles que
piensan votar, porcentaje que se reduce m�s si consideramos los votos nulos y
las abstenciones, animados por una parte del 15M.
[46] En el 15M coincide la din�mica
espa�ola con la din�mica internacional como en los a�os 60-70, y no tiene este
2011 menos importancia hist�rica que aquel 1968.
[47] La p�rdida de alumnos y profesores,
sobre todo� j�venes, lo que pone en serio
peligro el relevo generacional de los profesores nacidos despu�s de la II
Guerra Mundial, as� como la falta de medios para investigar y gestionar las
universidades, a causa de las pol�ticas de austeridad y la subsiguiente
recesi�n econ�mica, est� engendrando una crisis de la universidad espa�ola como
no se hab�a vivido en Espa�a desde la guerra civil y el primer franquismo.
[48] Obra fara�nica pagada con dinero
de los Presupuestos del Estado del que el Gobierno dice no disponer para el
mantenimiento de la investigaci�n y la educaci�n p�blica.
[49]�
En lo que llevamos de a�o ninguna de las universidades espa�oles
consultadas por un medio de comunicaci�n digital (El Confidencial, 9/1/2013) reconocen
haber comprado el Diccionario de la RAH, a causa del� precio y �la falta de rigor hist�rico,� con el rechazo expl�cito en alg�n caso de los
departamentos de historia.
[50] La Sala Penal del Tribunal
Supremo de Espa�a con el apoyo del Consejo General del Poder Judicial (en
paralelo al impulso por parte del PP de una RAH con un perfil pol�tico m�s
beligerante), coordinados con el Gobierno, condenaron� al juez Baltasar Garz�n por el caso G�rtel contra el PP (motivo coyuntural) y la investigaci�n
de los cr�menes del franquismo (motivo de fondo).
[51]�
El convenio inicial para la� edici�n
de DBE se firma el 21 de julio de 1999 por parte del presidente de la RAH,
Gonzalo Anes y el ministro de Educaci�n y Cultura del
momento, Mariano Rajoy (actual presidente del Gobierno de Espa�a), siendo entonces
presidente del Gobierno, Jos� Mar�a Aznar.
[52] El nuevo Gobierno del PP contradice
una decisi�n previa del Ministro de Educaci�n del PSOE instando a la RAH a
cambiar las entradas pro-franquistas, y una resoluci�n posterior del Congreso
de Diputados exigiendo de nuevo dicha rectificaci�n, ante la alarma desatada entre
los historiadores y la opini�n p�blica por el contenidos de los primeros tomos
que se conocieron del Diccionario.
[53] As� y todo, el 22 de junio de
2012 la Asociaci�n para la Recuperaci�n de la Memoria Hist�rica de Emilio Silva
emplaz� a la Real Academia Espa�ola a actualizar de una vez su definici�n ligth (no emplea, al igual que la RAH y el PP, la palabra
�dictadura�) del t�rmino �franquismo�: �Movimiento pol�tico y social de
tendencia totalitaria, iniciado en Espa�a durante la Guerra Civil de 1936-1939,
en torno al general Franco, y desarrollado durante los a�os que ocup� la
jefatura del Estado�; ver: https://www.memoriahistorica.org.es/joomla/index.php/component/content/article/490-la-asociacion-para-la-recuperacion-memoria-historica-denuncia-que-la-rae-siga-definiendo-qamablementeq-el-franquismo-.
[54] Colegas que han escrito entradas
del Diccionario correspondientes a diferentes �pocas se han quejado con raz�n
de dicha contaminaci�n: me pregunto si no se ve�a venir.
[55] M�s informaci�n en: https://www.nomesevoces.net/gl/post/historiadores-e-historiadoras-asinan-o-texto-a-academia-somos-nos/;
el argumento principal anti-DBE descansa en lo que tuvo de bueno la aportaci�n
del positivismo a la historia, el uso de fuentes en la investigaci�n,
especialmente eficaz cuando se debate con historiadores conservadores que
introducen su ideolog�a de manera subrepticia (con lo hac�an tambi�n Ranke, Seignobos y Langlois), incluso manipuladora (DBE) en sus� trabajos.
[56] Emilio Garc�a Wiedemann era fil�logo, profesor de la Universidad de
Granada y libertario: muri� el 3 de setiembre de 2012 a la edad de� 53 a�os.
[57] Ver: https://www.elplural.com/2011/06/10/se-querellan-desde-granada-contra-la-academia-de-la-historia-por-apologia-del-genocidio/
[59] Carlos BARROS, ��ltimas
tendencias de la historiograf�a espa�ola�, conferencia en el Centro Cultural de
Espa�a, Montevideo, 10 de octubre de 2007 (https://www.youtube.com/watch?v=qJCTMfN5yuw).
[60] Ello pese a tentativas �m�s democr�ticas y plurales de la Historia de
Espa�a, venidas de la periferia,� durante
el Gobierno de Zapatero, como la�
colectiva Historia de Espa�a
dirigida por Josep Fontana y Ram�n Villares, a partir de 2007, y el libro de
Jos� Enrique Ruiz-Domenec, Espa�a, una nueva historia, Madrid, 2009.
[61] Antonio Morales Moya y otros, Historia de la naci�n y el nacionalismo
espa�ol, Madrid, 2013.
[62] Sobre la historiograf�a de
valores como parte capital del oficio de historiador en el siglo XXI hemos
hablado en el citado nuestro IV Congreso: audio en� https://www.goear.com/listen/0e6fdab/historiografia-de-valores-carlos-barros.
[63] Los colegas que entran al debate
contra el regreso de la visi�n hist�rica del franquismo sobre la II Rep�blica,
la guerra civil y la dictadura de Franco, defienden su postura aportando datos,
hechos y certeza hist�rica frente a tergiversaciones e interpretaciones
puramente ideol�gicas, preconcebidas, de sus oponentes; pero no es suficiente,
dada la tem�tica a debate y su actualidad, es preciso reivindicar impl�cita y
expl�citamente, si se quiere ganar una batalla que es tanto pol�tica como
historiogr�fica, el� necesario compromiso
�tico del historiador con la libertad, el progreso y la democracia, frente al neofranquismo de los Moa, Vidal y
una parte de la RAH.
[64] Otros situados en la derecha
acad�mica niegan,� a la manera de Ranke, el principio de la utilidad socio-pol�tica de la
historia, pero lo ponen continuamente en pr�ctica; otros colegas creyeron de
j�venes en esta �utilidad social de la
historia pero ya no piensan igual en el siglo XXI. ver: �Historia a Debate:
balance historiogr�fico�, UNAM, 2010� (https://www.youtube.com/watch?v=p60frWr4SIY).
[65] En el sentido de la �historia
p�blica� (Public History)
enfoque historiogr�fico que considera fundamental llegar al gran p�blico con
nuestras investigaciones, interpretaciones y ense�anzas, yendo m�s all� por tanto
de la tradicional ubicaci�n subalterna de la divulgaci�n hist�rica.
[66] Recibimos noticias estos d�as de
un supuesto �pacto de Estado� (en realidad, una proposici�n no de ley en el
Congreso) entre el PP y el PSOE que pretende in�tilmente generar crecimiento
econ�mico, y resolver el problema del paro, sin cuestionar la vigente pol�tica
de austeridad y su reforma pro-mercados del art�culo 135 de la Constituci�n
espa�ola que la �legitima�.
[67] Carlos BARROS, �Historia
Inmediata: de Chiapas a los indignados�, Sinaloa, 2011 (https://www.youtube.com/watch?v=bHqkczWoBwE).
[68] Con todo, hay m�s
investigaciones sobre el franquismo que sobre el antifranquismo de posguerra,
lo que no deja de ser llamativo: refleja las reticencias contra la Historia
Inmediata y el compromiso; desfase historiogr�fico que se ir� resolviendo gracias
al sujeto social, al agente hist�rico del presente: en la medida en que la recuperaci�n
de la memoria hist�rica llegue m�s fuerza hasta los decisivos a�os 60 y 70.
[69] De todos modos, inclusive historiadores
progresistas de origen consideran hoy, como consecuencia de la crisis del
marxismo y la escuela de Annales, que la relaci�n
pasado/presente/futuro no est� tan vigente, en contradicci�n con el resultado
de nuestro debate 2001-2013� ��Para qu�
estudiar Historia?� donde se infiere como motivaci�n principal de los j�venes para
estudiar historia la relaci�n pasado, presente y futuro, m�s en Am�rica Latina
que Espa�a, ciertamente (https://www.h-debate.com/Spanish/a_pqestudiar.htm).
[70] La inclusi�n subrepticia de los
responsables de la represi�n dentro de la amnist�a de 1977 fue obra de los
herederos del franquismo reciclados democr�ticamente, con el acuerdo probable de
otras �personalidades de la transici�n,
de espaldas a la opini�n p�blica democr�tica del momento.
[71] Los homenajes p�blicos a Reboiras se iniciaron con la democracia, en 1977; ver: https://elpais.com/diario/1977/08/13/espana/240271214_850215.html.
[72]�
�El Gobierno repara la memoria de Reboiras�,
La Voz de Galicia, 13 de agosto de 2009 (https://www.lavozdegalicia.es/galicia/2009/08/13/0003_7904993.htm)
[73] Manifesto
homenaxe a Moncho Reboiras,
Comisi�n 35 aniversario, 9 de xullo de 2010 (https://www.foroporlamemoria.info/2010/07/manifesto-homenaxe-a-moncho-reboiras/).
[74] El Gobierno vasco apoy� el 28 de
setiembre de 2012 el acto homenaje en Zarautz que la
asociaci�n memorial Ahaztuak 1936-1976 �viene celebrando desde 2006 en recuerdo de los
fusilados de setiembre de 1975 (https://www.bakeola.org/boletin/noticia.asp?Id=%20%20P041%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%203839).
[75] �Si te dijera, amor m�o, /que
temo a la madrugada, /no s� qu� estrellas son �stas / que hieren como amenazas
/ ni s� qu� sangra la luna /al filo de su guada�a. / Presiento que tras la
noche vendr� la noche m�s larga, / quiero que no me abandones, / amor m�o, al
alba, / al alba, al alba./ Los hijos que no tuvimos
/se esconden en las cloacas, /comen las �ltimas flores, /parece que adivinaran
/ que el d�a que se avecina / viene con hambre atrasada. /Miles de buitres
callados van extendiendo sus alas, / no te destroza, amor m�o, /esta silenciosa
danza, /maldito baile de muertos, / p�lvora de la ma�ana. /Al alba, Al alba�;
ver: https://www.youtube.com/watch?v=zPW_iz40Bl0.
[76] Pap�, mam�: Me ejecutar�n ma�ana
de ma�ana. Quiero daros �nimos. Pensad que yo muero pero que la vida sigue.
Recuerdo que en tu �ltima visita, pap�, me hab�as dicho que fuese valiente,
como un buen gallego. Lo he sido, te lo aseguro. Cuando me fusilen ma�ana
pedir� que no me tapen los ojos, para ver la muerte de frente. / Siento tener
que dejaros. Lo siento por vosotros que sois viejos y s� que me quer�is mucho,
como yo os quiero. No por m�. Pero ten�is que consolaros pensando que ten�is
muchos hijos, que todo el pueblo es vuestro hijo, al menos yo as� os lo pido.
�Record�is lo que dije en el juicio? Que mi muerte sea la �ltima que dicte un
tribunal militar. Ese era mi deseo. Pero tengo la seguridad de que habr� muchos
m�s. �Mala suerte! �Cu�nto siento morir sin poder daros ni siquiera mi �ltimo
abrazo! Pero no os preocup�is, cada vez que abrac�is a Fernando, el ni�o de
Mary, o a Manolo haceros a la idea de que yo contin�o en ellos. Adem�s, yo
estar� siempre con vosotros, os lo aseguro. Una semana m�s y cumplir�a 25 a�os.
Muero joven pero estoy contento y convencido. Haced todo lo posible para
llevarme a Vigo. Como los nichos de la familia est�n ocupados, enterradme, si
pod�is, en el cementerio civil, al lado de la tumba de Ricardo Mella. Nada m�s.
Un abrazo muy fuerte, el �ltimo. / Adios pap�, adios mam�. /Vuestro hijo Jos� Humberto� (https://info.nodo50.org/Baena.html).
[77] Independientemente de que no se
coincida con la ideolog�a o los m�todos de lucha del FRAP, la muerte del joven
Baena fue un inmisericorde asesinato de la dictadura a dos a�os de una
democracia que pondr�� fin, entre otras
cosas, a la� pena de muerte.
[78] Ver: https://www.interviu.es/reportajes/articulos/la-familia-de-uno-de-los-fusilados-pide-justicia/;
como es sabido esta afirmaci�n del�
Tribunal Constitucional� espa�ol contradice
el derecho internacional vigente en temas de derechos humanos y memoria
hist�rica.
[79] Miembros destacados de JpD como Luciano Varela como acusador, Margarita Robles
desde el CGPJ, Joaqu�n Gim�nez presidiendo el Tribunal que sentenci� su
expulsi�n y otros, jugaron un papel decisivo en el acoso y derribo del juez de
la Audiencia Nacional, sostenidos desde la Vicepresidencia del Gobierno por su
titular, y tambi�n miembro de la judicatura, Mar�a Teresa Fern�ndez de la Vega,
seg�n denunci� el magistrado em�rito del Tribunal Supremo, Jos� Antonio Mart�n Pall�n, en un acto p�blico el 30 de mayo de 2011; ver: �https://www.publico.es/espana/379062/pallin-ve-a-de-la-vega-tras-el-acoso-a-garzon.
[80] Pronunciamiento del 29 de
febrero de 2012 de Jueces para la Democracia sobre la memoria hist�rica; ver: https://www.noticiasdealava.com/2012/02/29/politica/estado/jueces-para-la-democracia-pide-un-plan-para-localizar-fosas-del-franquismo.
[81] Baltasar Garz�n ha seguido
luchando por la justicia en Argentina, Chile, Ecuador, Colombia�; y defendiendo
a los que luchan por la libertad en Internet como �Julian Assange (Wikileaks) o Edward Snowden.
[82] La continua p�rdida de votos por
parte del PP de Rajoy, y antes del PSOE de Zapatero, hace posible y necesario que
de las elecciones generales de 2015 salga un Congreso de Diputados m�s
democr�tico que condene el franquismo,�
indulte a Garz�n y apruebe una verdadera Ley de Memoria Hist�rica que
incluya la anulaci�n de las sentencias franquistas y el derecho a la justicia,
la verdad y la reparaci�n de las v�ctimas desde 1936 hasta 1977, reconciliando
as� la democracia espa�ola con la justicia internacional.�
[83] Sobre jueces y franquismo desde
los a�os 60 hasta hoy, ver el libro coordinado por Gonzalo Pont�n Jueces pero parciales. La pervivencia del
franquismo en el poder judicial, Barcelona, 2012 (https://www.elplural.com/2012/11/05/el-franquismo-sigue-presente-en-el-poder-judicial/).
[84] El testimonio de Silvia
Carretero ha permitido incluir las torturas infligidas a ella y� su marido, ambos de 21 a�os, en 1975 en el
expediente judicial abierto en Argentina, lo que siendo habitual en Argentina o
Chile supone una novedad en Espa�a, donde las denuncias suelen estar centradas en
unos asesinatos que alcanzan cifras de holocausto; ver: https://www.republicaymemoria.com.ar/Mhistorica/genocidioarg.html.
[85] Condici�n previa para poner en
marcha la jurisdicci�n internacional como hizo anteriormente la Audiencia
Nacional espa�ola respecto de Chile y Argentina; sobre la declaraci�n de Garz�n
ver : https://www.elplural.com/2013/06/03/garzon-ha-ratificado-ante-la-jueza-argentina-que-hubo-un-plan-sistematico-de-tortura-eliminacion-y-desaparicion-de-victimas/.
[86] Ver las declaraciones de la
jueza Servini en: https://www.publico.es/internacional/455538/la-jueza-argentina-calcula-que-habra-imputaciones-por-los-crimenes-del-franquismo-en-un-ano.
[87] Ver: https://www.lanacion.com.ar/1621143-servini-de-cubria-pidio-las-primeras-detenciones-por-la-represion-franquista�.
[88] La posibilidad de Estrasburgo
parece menos probable,� m�s a�n con el
declive actual de Europa como proyecto pol�tico y social,� pero nunca se sabe, son muchos, dentro y
fuera de las administraciones europeas, los descontentos por la creciente falta
de autoridad moral de la Uni�n Europea y sus grandes organismos.
[89] Informaci�n� biling�e sobre la querella valenciana en: https://www.forumperlamemoria.org/?Demanda-del-Forum-per-la-Memoria.
[90] Ver: https://www.20minutos.es/noticia/1825459/0/baltasar-garzon/recurre-estrasburgo/condena-gurtel/.
[91] Posiblemente la v�a de
Estrasburgo se ampliar� con m�s querellas en el futuro, facilitadas por los
rechazos del actual Tribunal Constitucional, de composici�n m�s derechista;
ver: https://www.lavanguardia.com/politica/20130607/54375437735/gobierno-tribunal-constitucional-mayoria-conservadora-dos-nombramientos.html.
[93] Ver: https://www.publico.es/468938/la-onu-visita-espana-para-investigar-las-desapariciones-forzadas-del-franquismo.
[94] Ver: https://www.cadenaser.com/espana/articulo/onu-exige-espana-neutralice-ley-amnistia-1977/csrcsrpor/20130930csrcsrnac_42/Tes.
[95] Como la conservadora Libert� pour l�histoire cuando se niega a apoyar a Garz�n y la
investigaci�n judicial del franquismo, sin la cual no existe plena libertad de investigaci�n
hist�rica.
[96] Ver: https://www.huffingtonpost.es/2012/06/12/el-gobierno-vasco-aprueba-decreto-indemnizar-victimas-franquismo_n_1589486.html;
el� decreto est� en: https://www.lehendakaritza.ejgv.euskadi.net/r48-bopv2/es/bopv2/datos/2012/06/1202804a.shtml.
[97] Empezar� a dejar de serlo a
partir del auto de detenci�n lanzado el 18 de setiembre de 2013 por la jueza Servini desde Argentina; ver la nota 85.
[98] El actual Gobierno vasco del PNV
ha identificado 56 muertos en manos de las Fuerzas de Seguridad del Estado entre
1960 y 1978, que la justicia no ha investigado, a diferencia de los muertos
posteriores imputados a ETA; ver:� https://www.cadenaser.com/espana/articulo/informe-encargado-gobierno-vasco-cifra-94-muertes-abusos-policiales/csrcsrpor/20130614csrcsrnac_12/Tes.
[100] Acaba de ser superado por la
Junta de Andaluc�a que acaba de ordenar (30/7/2013) al Juzgado de guardia de
Granada que investigue los cuerpos encontrados en la fosa de Viznar: es la primera instituci�n democr�tica que lo hace;
ver:� https://www.eldiario.es/andalucia/Junta-Andalucia-evidencias-franquistas-Viznar_0_159234755.html.
[101] El 20 de mayo de 2013 el
Gobierno vasco hizo p�blico �en tr�mite de audiencia� la convocatoria de ayudas
para la recuperaci�n de la memoria hist�rica (que han desaparecido de la gran
mayor�a de las Comunidades Aut�nomas, controladas ahora por el Partido
Popular), ver: https://www.irekia.euskadi.net/es/proposals/865-proyecto-decreto-por-que-regulan-las-ayudas-destinadas-subvencionar-proyectos-materia-recuperacion-memoria-historica-paz-convivencia-derechos-humanos.
[102] Ver: https://www.eitb.com/es/noticias/politica/detalle/842181/victimas-3-marzo-1976--reconocimiento-gobierno-vasco/.
[103] Ver: https://www.martxoak3.org/es_ES/la-asociacion/;
la Asociaci�n de V�ctimas del 3 de marzo se manifest� de nuevo el 3 de marzo de
2013, sin la presencia del Gobierno de Urkullu al que
se le demand� que exija a Rajoy el reconocimiento de la masacre de Vitoria y
que se forme una Comisi�n de la Verdad para investigar los hechos (nadie lo
est� haciendo, tampoco en Ferrol); ver: https://www.noticiasdenavarra.com/2013/03/03/politica/euskadi/vitoria-mantiene-vivo-el-3-de-marzo.