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Galicia: muertos que quieren vida*

 

 

Carlos Barros

Universidad de Santiago de Compostela

 

 

              En la tradici�n gallega de la Santa Compa�a se dice que las almas del purgatorio no pueden entrar en el cielo y deambulan por las noches en procesi�n, penando por sus pecados o los de otros todav�a vivos... De este tipo son Amador Rey y Daniel Niebla de Ferrol, Jos� Ram�n Reboiras de Dodro (A Coru�a) y Jos� Humberto Baena de Vigo. Pertenec�an a familias distintas y fallecieron violentamente en a�os y lugares distintos, pero caminan juntos porque fueron asesinados de la misma manera: a tiros por una dictadura franquista en sus estertores.

              Amador y Daniel (36 a�os, padres de familia) murieron el 10 de marzo de 1972 en el Ponte das P�as, cuando se manifestaban pac�ficamente con sus compa�eros de los astilleros Baz�n (Xulio Aneiros, Rafael Pillado, Manuel Amor, Jos� Mar�a Riob�o, Ignacio Fern�ndez Toxo...), ahora Navantia, en pro de sus demandas laborales. Desde entonces, cada 10 de marzo sus compa�eros se manifiestan en su recuerdo. En 1997, el Parlamento de Galicia, a petici�n del Sindicato Nacional de Comisiones Obreras (CC.OO.), reconoci� el 10 de marzo como D�a de la clase obrera gallega. Los trabajadores de los diferentes sindicatos contin�an recordando ese d�a a�o a a�o a sus compa�eros ca�dos en la masacre de 1972, que no descansan desde hace cuatro d�cadas por culpa de otros... Dicen los colegas de derecho internacional que los cr�menes de lesahumanidad nunca prescriben, aunque haya ley de amnist�a-impunidad, si bien creo que en Espa�a no se promulg� tal impunidad en la amnist�a de 1977. Despu�s de 40 a�os, sigue pendiente una investigaci�n judicial democr�tica sobre el ametrallamiento de los trabajadores de Ferrol, que tenga por finalidad identificar y procesar a sus autores materiales e intelectuales.

             Moncho Reboiras (25 a�os), perito industrial y militante nacionalista, muri� el 12 de agosto de 1975 en la calle da Terra tambi�n en Ferrol, como resultado de las balas que le dispararon polic�as franquistas por la espalda, como demuestra la camisa que llevaba y conserva su familia. Cada 12 de agosto su partido, la Uni�n do Pobo Gallego (UPG), fundadora del Bloque Nacionalista Gallego (BNG), le rinde un homenaje. En 2009, el hermano de Moncho recibi� una carta de reconocimiento del Gobierno espa�ol, de acuerdo con la Ley Memoria Hist�rica de 2007, por haber padecido de manera ileg�tima, persecuci�n y violencia, hasta darle muerte, por su militancia pol�tica nacionalista. 37 a�os despu�s de este crimen pol�tico, Reboiras sigue esperando por un juez que imparta justiciaordenando a la polic�a democr�tica investigar este fallecimiento encarnizado, tres meses antes de la muerte natural de Franco, que ese fat�dico d�a estaba justamente en A Coru�a.

            Humberto Baena (25 a�os), muri� el 27 de septiembre 1975 con los �ltimos fusilados del franquismo, Garc�a Sanz y S�nchez Bravo, sus compa�eros del Frente Revolucionario Antifascista y Patri�tico de (FRAP), y los miembros de ETA, Txiki y Otaegui. Penas de muerte contra las que hubo manifestaciones en Espa�a y una gran solidaridad internacional que nohizo dudar a Franco: las firm� dos meses antes de morir. Luis Eduardo Aute inmortaliz� en la canci�n Al Alba el sufrimiento colectivo que caus� en muchos espa�oles del momento esos cr�menes de Estado. Humberto, estudiante de Filosof�a en la Universidad de Santiago de Compostela, primero, ype�n de fundici�n, despu�s, nos dej� un documento de valor hist�rico: una carta de despedida dirigida a su familia y compa�eros, donde demuestra la lucidez, serenidad y valor con que se enfrent�, a los 24 a�os, a una muerte injusta por sus ideas de transformaci�n social. En democracia,sus padres y ahora su hermana Flor peregrinaron de tribunal en tribunal pidiendo que se revisase y anulase el ilegal proceso militar (lo acusaron, sin pruebas, de matar a un polic�a) hasta llegar al Tribunal Constitucional que, bajo la presidencia de Manuel Jim�nez de Parga, no admiti� en 2004 la denuncia porque La Constituci�n no tiene efectos retroactivos, por lo que no cabe intentar enjuiciar actos de poder producidos antes de su entrada en vigor. Lo mismo que les dijeron a las familias de Juli�n Grimau, Salvador Puig Antich y... al propio Garz�n, siendo juez de la Audiencia Nacional. Tampoco admiti� el Tribunal Europeo de DD. HH. en 2005 (hoy ser�a diferente) la reclamaci�n de la familia Baena. La Ley de Memoria Hist�rica de 2007, en vigor, no dice nada de la anulaci�n de las sentencias de los irregulares tribunales franquistas. La asociaci�n de Jueces para la democracia acaba de solicitar, despu�s de los terribles juicios contra Garz�n, la urgente anulaci�n de las condenas del franquismo, sin lo cual no habr� justicia, reparaci�n y verdad para las v�ctimas de los a�os m�s negros de la historia de Espa�a, 1936 -1977, ni verdadera reconciliaci�n nacional.

          Los avances en Espa�a y en otros pa�ses de la recuperaci�n de la memoria hist�rica, y del derecho internacional y las instituciones internacionales relativos a la persecuci�n universal de los delitos imprescriptibles de lesa humanidad, est�n creando nuevas condiciones para que se haga justicia en Galicia y Espa�a con las v�ctimas del franquismo (sin restricciones temporales). Tambi�n ayuda el esc�ndalo nacional e internacional causado por el procesamiento del juez Garz�n justamente por tratar de enjuiciar los actos criminales del franquismo. Esc�ndalo y movilizaci�n subsiguiente que evitaron su condena por prevaricaci�n de parte del Tribunal Supremo que logr�, a cambio, su expulsi�n de la carrera judicial por la investigaci�n de la corrupta trama G�rtel del PP. El llamado Tribunal Supremo se vio, con todo, en la obligaci�n de reconocer la legitimidad de la posici�n de Garz�n y otros juristas espa�oles y organizaciones internacionales, contra el poder judicial espa�ol que sigue defendiendo contra derecho, arropado por los partidos mayoritarios, que la Ley de Amnist�a de 1977 conlleva garant�a de impunidad para los represores franquistas.

          La caza judicial contra Garz�n dej� claro ante el mundo entero -en los �mbitos jur�dico, social y pol�tico- que en Espa�a no se va a poner en pr�ctica hoy por hoy el derecho internacional, en cu�nto a persecuci�n de los cr�menes del franquismo, y menos con un del Gobierno del Partido Popular. Lo que abre la posibilidad legal de que se apliqueel principio de jurisdicci�n universal, en lo que fue pionero Garz�n, buscando en otro pa�s lo que en Espa�a no es posible. Enjuiciamiento exterior que permite, en coherencia con ordenamiento jur�dico internacional, el alargamiento de la protecci�n judicial a las v�ctimas hasta el final de la dictadura. Mientras que el rechazado Auto de Garz�n de 2008 s�lo abarcaba hasta 1952 los delitos de asesinato,tortura y otros cr�menes de motivaci�n pol�tica cometidos por las franquistas, sus instituciones, sus �rganos represivos.

              Se consolida as�, en este a�o de 2012, una v�a internacional para juzgar los cr�menes del franquismo entre el 17 de julio de 1936 y 15 de junio 1977, incluidos los asesinatos de los gallegos Amador, Daniel, Moncho y Humberto. La justicia universal sobre los cr�menes del franquismo est� abierta en este momento en dos instancias internacionales: la justicia argentina y el Tribunal de Estrasburgo.

La jueza federal Mar�a Servini abri� en 2010 una causa contra el franquismo, apoyada por la Asociaci�n para la Recuperaci�n de la Memoria Hist�rica, a demanda de Dar�o Rivas (hijo del alcalde de Castro de Rei, asesinado por la Falange en 1936), Silvia Carretero (viuda de Jos� Luis S�nchez Bravo, fusilado con Baena en 1975) y otras v�ctimas. Justicia argentina efectiva en consecuencia para las v�ctimas espa�olas de la dictadura, que quiso y no puedo conseguir Garz�n. Implementaci�n de la jurisdiccional desde la Rep�blica Argentina reforzada por el apoyo p�blico, de amplia resonancia internacional, que el pasado 1 de marzo de 2012, el Gobierno y el Parlamento argentinos dieron al juez Garz�n despu�s de su maltrato por parte la justicia espa�ola...

           La segunda opci�n es el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que, en febrero de 2012, admiti� a tr�mite una demanda del F�rum per la M�moria del Pa�s Valenci� de genocidio, cr�menes de lesa humanidad y violaci�n de los derechos fundamentales en nombre de 23.661 personas asesinadas y sepultadas en seis grandes fosas comunes, entre 1939 y 1945. Demanda colectiva que ya fue rechazada - al igual que la de Baena - por el Tribunal Constitucional espa�ol, tr�mite preceptivo en cualquier caso que tambi�n ha de seguir el recurso de Garz�n por su inhabilitaci�n ordenada por el Tribunal Supremo. Las sentencias del Tribunal de Estrasburgo han de ser ejecutadas por el Gobierno correspondiente a la orden del Comit� de Ministros del Consejo de Europa.

         Paralelamente, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU viene exigiendo del Estado espa�ol la derogaci�n la Ley de Amnist�a de 1977, a causa de su utilizaci�n pol�tico-legal durante 35 a�os para encubrir los cr�menes del franquismo. La �ltima vez que la Organizaci�n de las Naciones Unidas se dirigi� al Gobierno de Espa�a con dicha demanda fue tres d�as despu�s de la expulsi�n de Garz�n de la Audiencia Nacional: Espa�a est� obligada, bajo la ley internacional, a investigar las   graves violaciones de los Derechos Humanos, incluidas las cometidas   durante el r�gimen de Franco, y a procesar y castigar a los responsables si todav�a est�n vivos, record� desde Ginebra este Alto Comisariado de la ONU el pasado 11 de febrero de 2012.

            Aunque los avances institucionales de la justicia y la verdad hist�rica sobre el franquismo son ahora m�s internacionales que nacionales, tambi�n se dan en Espa�a, d�nde enfrentamos una paradoja: los partidos que m�s defienden (con raz�n) memoria y reparaci�n para las v�ctimas del terrorismo, cuyos autores est�n ya en su gran mayor�a presos y condenados por la justicia democr�tica, son los que m�s se oponen a la concesi�n de los mismos derechos humanos y democr�ticos, incluido el derecho a la justicia, a las v�ctimas del franquismo. Doble rasero de algunos pol�ticos espa�oles que obstaculiza el proceso de paz en el Pa�s Vasco. De ah� que valoremos que el Gobierno Vasco, presidido por el PSOE, est� preparando un decreto para reparar a las v�ctimas vascas de la polic�a espa�ola entre 1968 y 1978, como los etarras Txiki y Oteagui, fusilados el mismo d�a que Baena y S�nchez Bravo; los obreros de Vitoria ametrallados en 1976 y otros represaliados violentamente (tambi�n los torturados). Un paso adelante, pues, para la paz y la regeneraci�n de la democracia en Espa�a, por mucho que se quiera desvincular esa violencia policial y militar del r�gimen franquista (lo llaman excesos de la polic�a), o reducir la reparaci�n de las v�ctimas a una compensaci�n econ�mica, sin investigaci�n judicial ni verdad hist�rica.

         Este punto de inflexi�n en el Pa�s Vasco, que va a tener se quiera o no influencia en el resto de Espa�a, extiende como la justicia argentina la reivindicaci�n colectiva de la memoria hasta 1977/1978 y tuvo ya una consecuencia simb�lica sin precedentes: el 3 de marzo de 2012, la portavoz del Gobierno Vasco deposit� en Vitoria unas flores de homenaje en el monumento a los cinco miembros de CC. OO y UGT muertos a tiros por participar en una asamblea de trabajadores, como en Ferrol. En el mismo acto tom� la palabra unarepresentante de la pionera Asociaci�n de V�ctimas del 3 de marzo (nacida en 1999) que, una vez m�s, pidi� que se haga justicia con los muertos de Vitoria durante el �ltimo gobierno de la dictadura, presidido por Arias Navarro. Llegar� un d�a en que una Xunta de Galicia har� lo mismo en Ferrol un 10 de marzo, d�a de la clase obrera gallega, junto con los sindicatos.

          Dijo, en 1937, Castelao aquello de �non enterran cad�veres, enterran semente�: ha llegado la hora de que las simientes florezcas y los muertos del franquismo descansen en paz en el cielo de los justos.



* Traducci�n al castellano del art�culo publicado el 8 de marzo de 2012 en el diario Praza P�blica:

https://praza.com/opinion/30/historia-memoria-e-liberdade/

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